Todos tenemos el típico amigo al que le cuesta invitar a unas cervezas, o el típico familiar que año tras año, para Navidades o cumpleaños nos regala siempre unos calcetines o un pijama. Podrían entrar perfectamente en la definición de tacaño, (avaro, roñoso o miserable según el grado en el que lo sean) pero ninguno sería capaz de hacer sombra a la legendaria Hetty Green, «La bruja de Wall Street».

En este artículo no vamos a hablar de un caso común de avaricia, posiblemente sea el caso más importante jamás conocido. Tal era la avaricia de esta mujer que el libro Guinness de los Records le otorgó el dudoso mérito de ser la persona más tacaña de la historia. ¿Te gustaría saber por qué se hizo con esta fama? ¿De verdad era tan avariciosa? Te lo contamos, pero ya te avisamos que esta mujer no quería gastar ni un centavo.

La avaricia de la bruja de Wall Street

Se podría considerar que esta mujer estadounidense que vivió de 1834 a 1916 tenía una importante enfermedad o desorden mental. No sólo sufrió ella misma su tacañería si no que hizo sufrirla también a todos los que la rodeaban, incluida su familia.

Hetty vivía en las dos peores habitaciones de uno de los peores hoteles de Nueva York para no tener que pagar impuestos ni alquileres elevados. Allí crió a sus dos hijos que tuvieron que sufrir una vida frustrada por las pocas ganas que tenía su madre de gastar el dinero. Entre algunas de sus rácanas anécdotas podemos destacar que sus desayunos consistían en unos pocos copos de avena fríos ya que Hetty no quería gastar gas para calentarlos, que siempre llevaba el mismo vestido o que sólo lavaba las partes de su vestido que se manchaban para ahorrar jabón.

Estarás pensando en estos momentos que quizás la mujer no era tan tacaña, que simplemente era una pobre mujer que no tenía dinero para gastar…¡Estás equivocado! Hetty Green nació en una familia rica pero además se convirtió en la mujer más rica de su época, llegó a amasar una fortuna de entre 2 y 4 billones de dólares actuales, pero aún así, no gastaba nada. Tal fue su tacañería, que por culpa de ella tuvieron que amputarle la pierna a su hijo. 

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El hijo de Hetty Green tuvo la mala suerte de romperse una pierna. Su madre no quería gastar dinero en un médico que revisara la herida de su hijo así que decidió ir en busca de uno gratuito. Cuando llegó a la consulta del médico gratuito, este la reconoció y le pidió que pagara por sus servicios. Ella se enfadó, pagó al médico y se fue sin que curará la pierna de su hijo por puro despecho. Recorrió todo Nueva York buscando otros médicos gratuitos que pudieran curar la rotura de pierna sin cobrarle nada. Pasó el tiempo y la pierna de su hijo se infectó por falta de atención. Cuando finalmente Hetty encontró otro médico ya no había nada que hacer, la pierna estaba muy infectada y tuvieron que amputársela.

Hetty Green, muy conocida dentro del mundo de los negocios, se ganó por su forma de vestir y sus costumbres tacañas el apodo de «la bruja de Wall Street». Quizás hasta se le queda corto este apodo.

La muerte de Hetty Green

Otra interesante anécdota es que Hetty Green sufrió una hernia con avanzada edad. Se negó a pagar la operación que costaba 150$ y por ello quedó para toda su vida en una silla de ruedas. A pesar de que esta mujer no gastaba nada en su salud ni en la de su familia, fue capaz de vivir hasta los 81 años.

Tras su muerte, sus dos hijos se dividieron la herencia de su madre, todo lo que no habían podido gastar mientras ella estaba viva lo intentaron gastar después de muerta. Su hijo varón, el mismo que perdió la pierna, se hizo un gran coleccionista de todo tipo de objetos y además despilfarró el dinero de su madre en toda clase de lujos. Por otro lado su hija, aunque también disfrutó más que su madre de ese dinero fue capaz de ahorrar y donar una gran cantidad de su fortuna a obras sociales e investigaciones científicas. ¿Qué le parecería eso a su madre?

La vida es demasiado corta como para no disfrutarla. Es bueno ahorrar y ser conscientes de nuestros gastos pero siempre hay un límite. Hetty Green sobrepasó este límite y ¿de qué le sirvió? pues no de mucho ya que al final y cómo todo el mundo tuvo que morir. Por suerte sus hijos supieron vivir sus vidas un poco mejor. ¿Tú que opinas? ¿Te consideras un tacaño?