¿Realidad o ciencia ficción? Las impresoras 3D se están alzando como un recurso ya indispensable en muchos sectores. La sanidad por ejemplo, está logrando grandes avances en materia de reconstrucciones faciales, diseñando estructuras óseas que sirven de moldes para posteriores intervenciones. En arquitectura resultan últimamente un recurso inspirador que abre nuevos campos de creación y producción. Pero ¿es realmente posible construir viviendas mediante las novedosas impresoras 3D?
La tercera revolución industrial
Este es el curioso eslogan con el que se están promocionando las impresoras 3D. Ha sido la Agencia Espacial Europea (ESA) quien ha etiquetado con dicho término, el motor de la tercera revolución industrial, a esta nueva y puntera tecnología que nos está sorprendiendo cada día.
Si en el siglo XVIII la máquina de vapor de James Watt y el motor de combustión interna asentaron las bases del progreso económico e industrial de Europa, son muchos los que ven en las impresoras 3D la panacea de nuestro futuro. Pero ¿por qué es tan especial este dispositivo?
Las impresoras 3D nos permiten imprimir en tres dimensiones cualquier concepto, figura o forma que previamente hayamos diseñado en nuestro ordenador. En medicina, por ejemplo, se están creando prótesis para completar piezas que los pacientes han perdido en accidentes traumáticos. Pero en el campo de la ingeniería algo de estas dimensiones se alza como un cambio radical en nuestra concepción de la producción.
Muchos hablan de unos cambios demasiado violentos, se trataría de un tipo de tecnología más abrumadora y potente que el propio Internet en su momento. Ya se están viendo avances en la ingeniería espacial, por ejemplo, creando e imprimiendo piezas a tamaño real para suplir elementos faltantes en naves espaciales.
El reto ahora es construir viviendas de más de 200 metros cuadrados a través de impresoras 3D gigantes. El proyecto se llama Contour Crafting (construcción de contornos), y está dirigido por un profesor de la Universidad de California: Behrokh Khoshnevis. Este hombre tiene como objetivo asentar los cimientos de un nuevo modo de concebir la construcción. Algo tan bello, sencillo pero a la vez colosal, que nos parece sencillamente increíble.
Pero el profesor Khoshnevis lo ve factible. Bastaría construir una impresora 3D de grandes dimensiones para lograr conseguir casas de dos plantas en solo un día. Nada de esperar meses para ver terminada esa casas de tus sueños. Solo necesitaríamos un diseño en el ordenador, para que, poco a poco, este sistema de impresión tridimensional lograra levantar una estructura tras otra y dejar terminada esa casa soñada. Con limpieza, pulcritud y eficacia.
¿Cómo funciona la impresora 3D?
La impresora dispone de dos brazos telescópicos unidos por una viga transversal que contienen el cabezal de impresión. Son ellos quienes se van moviendo horizontal y verticalmente, mientras uno de los cabezales donde se contiene una cementadora, va echando una mezcla especial de hormigón de secado rápido, que va, poco a poco, dejando las cantidades justas en las partes determinadas por el ordenador.
Una vez terminada esta parte mediante la impresora 3D, quedaría rematar los últimos detalles, ahí donde es indispensable la mano humana: instalar puertas, ventanas, baños, las capas de pintura, suelos…
Obviamente el proyecto aún está en desarrollo y tardaremos unos cuantos años en poder verlo. Para que sea factible y posible para todos nosotros y nuestros bolsillos, deberían abaratarse mucho los costes y, cómo no, cambiar por completo el complejo mundo del ladrillo.
Entonces ¿podrá llegar a ser posible? Solo el futuro lo dirá. ¿Tú qué opinas?