Existe un término específico para referirse a los niños criados por animales y este es «niños ferales» o «niños salvajes». A lo largo de la historia se ha hablado en multitud de ocasiones de estos infantes fruto de la más pura naturaleza. El caso más conocido e impactante es, seguramente, el de John Ssabunnya, el pequeño criado por monos.
John Ssabunnya, el niño REALMENTE criado por monos
Periodo de Guerra Civil Ugandesa (1981-1986). Imagina una familia desestructurada. Un padre violento y agresivo y una madre y un hijo de 3 años a su merced. No se conocen los hechos exactos, pero se cree que el padre de John, un ugandés de un pueblo cercano a Bombo, asesinó a su madre.
El niño tras este acto brutal, huyó a la selva, aterrorizado y buscando una manera de sobrevivir.
Desesperado avanzó por la selva hasta estar solo. Lejos de su padre, pero expuesto a todos los peligros de la naturaleza más salvaje.
Fue entonces cuando, de pronto, un gran grupo de monos africanos, también llamados «monos verdes»(Chlorocebus sabaeus), se acercó al desvalido niño y le ofreció comida, como plátanos y patatas dulces. El niño aceptó aquellos regalos y empezó a seguir a sus nuevos amigos.
Poco a poco John se integró en el grupo: trepaba como ellos, jugaba con ellos, dormía en los mismos lugares que ellos y, lo más importante, se comunicaba con ellos, gracias a gestos y sonidos.
Fueron 3 años los que John pasó con los monos, quienes consiguieron mantenerlo a salvo y lo adoptaron como uno más, muchísimo más de lo que habían hecho hasta entonces los humanos por él.
Corría 1991 cuando Milly Sebbavio se fijó en un chiquillo de 6 años que recolectaba alimentos junto con un grupo de monos. Milly fue a avisar a los habitantes de su pueblo: ¡debían rescatar a ese niño! Y así lo hicieron, pero los monos no se lo pusieron fácil, les lanzaron objetos, intentando defender a John, creyendo que querían hacerle daño.
Tras recuperar a John, este fue trasladado rápidamente a una consulta médica, ya que estaba muy desnutrido y si no se le hubiera alimentado a tiempo tenía muchas posibilidades de morir al poco.
El impactó de la civilización sobre John fue físicamente muy duro: no toleraba los alimentos cocinados, por lo que estuvo con diarrea durante bastantes días, además se descubrió que tenía alojada en su interior una solitaria de más de 50 centímetros de longitud.
Tras examinarlo, los científicos aseguraron que John era un verdadero «niño salvaje». Una curiosidad: padecía hipertricosis, un exceso de vello en el cuerpo, que, aún más sorprendente, desapareció tras un tiempo. Cosa que hace pensar que quizás su cuerpo se estaba adaptando totalmente a la apariencia de sus congéneres. Entre otros problemas de salud, como heridas y llagas varias, John no tenía un dedo del pie. Para acabar de dificultar su situación, no conseguía comunicarse correctamente con los humanos.
La adopción de John
Al parecer, el gobierno no quiso saber nada de John que seguía siendo huérfano. Paul Wasswa, un director de un orfanato cristiano, pidió que se le permitiera adoptar al pequeño para criarlo dentro de su propia familia. Con el tiempo John, ya en el orfanato y con el señor Wasswa, aprendió a caminar, hablar y adquirió los hábitos sociales básicos, comer de un plato y dormir sobre un colchón.
Al fin John pronunció sus primeras palabras y no sólo desconcertó a todos por eso, si no porque tenía una voz verdaderamente hermosa que no habían podido oír hasta entonces.
John se unió al «Pearl Of Africa Children’s Choir», un coro infantil, por su maravillosa voz y aprendió a cantar de memoria y a tocar la guitarra. Tenía un verdadero talento para la música. Tanto era así que, tras su total reinserción en nuestra sociedad, John ha viajado por todo el mundo cantando con coros y cosechando éxito, disfrutando de algo que le encanta: la música.
John en la actualidad
National Geographic en 2007 emitió un vídeo documental en el que se investigaba su caso y el de Oxana Malaya en el programa «Is It Real», en el capítulo «Feral Children» (Ep. 8, temporada 3). En este documental comprobaron que John todavía era capaz de comunicarse con los monos.
Además John siempre destacó por sus cualidades físicas: es un gran atleta a quien le encanta correr y el futbol. Todo esto llevo a los Wasswa a apuntarlo a los Special Olympics (recordemos que John no tiene uno de los dedos del pie). John ha destacado en el equipo de fútbol Ugandés de los Special Olympics hasta el punto de convertirse en su capitán en el 2003 y ganar dos medallas.
John vive hoy en día en una casita en Bombo y espera algún día poder casarse y tener su propia familia.
Una historia increíble con un protagonista asombroso a quién deseamos un final muy feliz.
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