¿Quién no se ha perdido alguna vez? Todos nos hemos desorientado al buscar ese pueblo remoto donde un amigo tuyo tiene su casa, puede que hasta tú mismo te hayas perdido en unos grandes almacenes y jamás se lo hayas admitido a nadie. En el ser humano, es algo más que habitual. En los animales ya no es tan frecuente… pero ocurre.

Esta pequeña aventura tiene como protagonista a un pequeño búho que aún no tiene nombre, pero ya le han puesto el mote de “pájaro despistado”. Y es que algo le debió ocurrir a nuestro pequeño búho autillo para experimentar semejante proeza a lo Marco Polo. Puede que se desorientara o, simplemente, sufrió un grave equívoco a la hora de establecer la ruta en ese GPS interno del que disponen las aves migratorias.

Sin saber cómo, este simpático búho se convirtió en un inmigrante sin papeles en la tierra de Papá Noel. Demasiado frío para alguien que esperaba encontrar la tibieza del escenario africano…

El búho sin papeles que surgió del frío

laponia

Laponia: tierra de los renos y de Santa Claus, país de bajas temperaturas donde las aves no aprecian de modo especial sus gélidos escenarios, ahí donde los árboles, yacen desnudos y cubiertos por un manto suave de nieve, y donde las auroras boreales, ondean con su fantasía en un cielo gélido no apto para amantes de tierras cálidas.

Esta historia empieza cuando un búho, el más pequeño de las especies conocidas, apareció por arte de magia en la ciudad noruega de Tromsø. Y no, no venía a reclutar a ningún nuevo alumno para el colegio Hogwarts, esa, como ya sabemos es responsabilidad de las lechuzas. Apareció tiritando de frío tras un larguísmo viaje, extenuado y sin comprender por qué la temperatura era tan baja, y por qué un par de cornejas lo estaban cercando, atacando por ser un «bicho raro», un extranjero indocumentado…

Afortunadamente alguien vio la escena y apartó a tan molestas aves para salvarlo a tiempo, para rescatar a este pequeño amigo y ser entregado al investigador Karl-Otto Jacobsen, del Instituto Noruego para la Investigación de la Naturaleza. Pero ¿Cómo podía ser? se preguntó el biólogo al sostener entre sus manos al Autillo y reconocer a esa ave de tierras cálidas. ¿Cómo había llegado ese búho hasta el Círculo polar Ártico en lugar de ir a pasar el invierno al tórrido trópico?

Un cálido final feliz para el búho despistado

autillo supercurioso

Su error de navegación distaba nada más y nada menos que de 70 grados de latitud norte. Un hecho tan curioso que de inmediato, captó la atención de la prensa local y de toda la ciudad, sensibilizada por el error de este búho de ojos inmensos, una expresión tan dulce como entrañable que ha encandilado el corazón de todos los habitantes de Tomsø.

Tanto es así, que al final el propio Karl-Otto Jacobsen, del Instituto Noruego para la Investigación de la Naturaleza, acabó pagando él mismo el viaje del animal en avión desde Laponia hasta Murcia, en España, donde puede vivir con tranquilidad en un parque habilitado para estas aves. Se siente feliz de que el pequeño búho esté bien, en un ambiente favorable para él, pero afirma que lo echa en falta después de los días en que lo estuvo cuidando, atendiéndolo como a un niño perdido.

Durante su viaje aéreo, el autillo estuvo en una jaula situada en la bodega de equipajes del avión, acompañado por una pechuga de pollo desmigada para comer, y un poco de agua para esos 1700 kilómetros del trayecto que van de Tromsø hasta Alicante.

Hoy en día vive feliz en Murcia, un precioso animal muy querido pues tanto en Noruega como en España. Su GPS interno, ese con el cual les dota la naturaleza, falló pero ha tenido mucha suerte. Aunque según muchos expertos, es muy posible que lo que ocurriera estuviera justificado por el cambio climático, por lo tarde que ha entrado el verano en Europa este año.

autillo

Es una muestra más de todas las alteraciones que se están sucediendo en la naturaleza, pero a su vez, un ejemplo de la dedicación y la preocupación de las personas por estas pequeñas criaturas de nuestro ecosistema.

Y tú, ¿Has rescatado alguna vez a algún animal perdido o herido?  ¡Cuéntamos tu experiencia!