Si eres un apasionado del cine y la ciencia-ficción, no puedes perderte esta pequeña capilla situada en la localidad de Saint-Jean-de-Boiseau, en la región francesa del Loira Atlántico. Aquí las gárgolas pierden su clásico aspecto amenazante para trasformarse en algo mucho más cercano y entrañable.
¿Te imaginas al dulce Gizmo saludándote desde el alto de un muro con su adorable sonrisa? O mejor aún… ¿Puede tu mente creer que la criatura de Alien te aguarda impaciente y adherida malévolamente a uno de los ángulos de la capilla? Pues créelo porque es verdad. Y te aseguramos que hay muchas, muchas más criaturas que te obligarán a tener la cabeza levantada para asegurarte que son realmente de piedra y que no pueden causarte ningún daño.
Una capilla sobre un santuario druida
Si eres un Geek ésta es sin duda tu piedra filosofal, tu refugio, tu capilla. Estamos en la bella región del Loira, en una población llamada Saint-Jean-de-Boiseau. La capilla de Bethléem, lejos de lo que aparenta a simple vista, es un recinto católico muy conocido y respetado por los vecinos y por todo turista que se acerca hasta sus muros lleno de curiosidad.
Lo primero que llama la atención es el hecho de que la capilla se alce, precisamente, sobre un santuario druídico dedicado a la festividad de la Beltane. De ahí que disponga aún de bellas esculturas de aquellos tiempos, en las que se entremezcla el típico estilo del siglo XV, configurando las lineas de una capilla menuda, bien conservada y realmente original.
Su toque discordante y aquello por lo que ha adquirido auténtica fama es la presencia de sus gárgolas. Y no, no te vas a encontrar a esas fantásticas criaturas tan habituales de la Europa Medieva, atisbando el mundo desde las cornisas con mirada amenazante. En absoluto. Las licencias que se tomaron en los años 90 los escultores que renovaron la iglesia son la razón por la que hoy en día la capilla de Bethléem ha adquirido el renombre de «la capilla de la ciencia-ficción».
Guizmo, Allien y Mazinger Z
¿Por qué no? En los años 90 la capilla estaba en mal estado y necesitaba una restauración. Cuando el arquitecto Gwénolé Congard se fijó en la parte superior de la construcción, se encontró con un gran problema: ¿qué tipo de decoración tenía antiguamente en los ángulos aquella capilla? Hacía cientos de años que se había perdido la ornamentación original. Conocía su pasado druida, pero no tenía ningún tipo de documento o pintura que le diera una pista de lo que allí había existido tiempo atrás.
Así que, ¿por qué no? Congard se puso en contacto con el famoso escultor Jean-Louis Boistel y juntos diseñaron un pequeño bosquejo iconográfico del arte medieval de la zona con el que decorar la estructura superior de la capilla. Eso sí, además, se permitieron unas licencias, algo con lo que atraer la atención de todo aquel que mirara hacia arriba: hacia las gárgolas.
Esculpieron a Gizmo y los Gremlins. Crearon a la fantástica criatura de Allien y a Mazinger Z. Crearon todo un imaginario popular de aquellos años 90 y también, de una época donde la ciencia-ficción tenía -y sigue teniendo- su importancia dentro de la sociedad actual. Son un modo de dejar constancia del periodo en el que estamos viviendo y de la simbología que marca este milenio.
¿Por qué no? Estas gárgolas son sin duda todo un tributo a la originalidad que merece la pena visitar. Y ahora, dinos: ¿qué personaje te hubiera gustado ver también en la capilla de Bethléem?