Seguramente los insectos no forman parte de los animales más amados, pero sin duda son esenciales para mantener el equilibrio ecológico en la tierra, hacen posible la polinización y son la base alimenticia de muchas especies de animales. De hecho, no sólo de ellos, ya que según los datos recogidos por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) los insectos forman parte de la dieta tradicional de 2 millones de personas en todo el mundo, por lo que se está empezando a tener en cuenta como el alimento del futuro, capaz de acabar con el hambre en la tierra. Por desgracia, al mismo tiempo, pueden convertirse en toda una amenaza, como es el caso de la dermatobia hominis. ¿Quieres saber por qué?
La dermatobia hominis, un parásito del hombre
La dermatobia hominis es un insecto muy parecido a una mosca pero de dimensiones considerablemente superiores, que habita en gran parte del continente americano desde México hasta el norte de Argentina y Chile, que para su reproducción necesita de un anfitrión que lo cobije y lo nutra durante su estado de larva, que dura aproximadamente unas 8 semanas, en un proceso que se denomina miasis, para el que elige animales vertebrados entre los que se encuentra también el hombre.
Su gran tamaño imposibilita que sea el mismo insecto el que deposite los huevos en el anfitrión por lo que la dermatobia hominis se vale de otros insectos como los mosquitos o las garrapatas para que transporten sus huevos hacia los huéspedes aprovechando la herida de la picadura para poder penetrar con más facilidad en el piel donde crecerá hasta alcanzar el tamaño ideal para sobrevivir fuera del anfitrión y poder llevar a cabo su metamorfosis hacia su estado adulto.
De esta forma puede llegar a parasitar al hombre sin que éste se percate de su presencia hasta haber pasado varias semanas de su anidación, cuando comienza a inflamarse la zona provocando dolor y la secreción de líquido sanguinolento o incluso pus.
Todo esto puede resultar mucho más grave según la parte del cuerpo en la que se produzca la picadura, como fue el caso del chico peruano de 17 años al que se le extrajo con éxito una larva de dermatobia hominis, de 3 cm de largo por 1 de ancho del párpado inferior de uno de sus ojos, a través de un pequeño intervento, realizado en el hospital, en el que utilizaron el olor de la albahaca para atraer a la larva al exterior y poder sacarla del ojo.
Este parásito no implica demasiado riesgo para el ser humano, si éste no muere dentro de su anfitrión o se queda durante la extracción una parte de la larva en el interior del mismo. Por ello lo mejor en estos caso es siempre la prevención utilizando repelentes de insectos si se piensa visitar la zonas endémicas de la dermatobia hominis.