Si bien es verdad que a día de hoy la presencia de los drones en nuestra vida es casi inevitable, son pocos los que han logrado acostumbrarse a ellos. Esas pequeñas aeronaves no tripuladas son habitualmente discretos espías que sobrevuelan nuestras ciudades y nuestros campos, con la finalidad de obtener determinadas informaciones con las cuales, «supuestamente», hacernos la vida más fácil.
Son buenos en agricultura, para vigilar el estado de los campos, son muy útiles en tareas de arquitectura, de vigilancia del tráfico y son, como ya sabes, esos aliados en tareas militares donde entra ya en juego lo ético y la privacidad personal.
Esto mismo debió pensar el protagonista de esta historia, un enfurecido chimpancé de un zoológico holandés que vio con incómoda molestia, cómo un extraño artefacto volador irrumpía en su territorio. ¿Con qué derecho se introducía en su vida? ¿Qué pretendía ese ser deforme que enturbiaba su tranquilidad? El vídeo de lo sucedido se convirtió hace poco en algo viral, y que pasamos seguidamente a explicarte.
¡Fuera de mi territorio!
Estamos en un precioso zoológico holandés llamado Burger´s Zoo. Unas instalaciones que cuentan con más de 100 años de antigüedad, y donde los animales disfrutan de grandes hectáreas donde poder hacer vida, donde poder bañarse, relacionarse con sus congéneres y respirar una serena tranquilidad sin ver excesivas rejas a su alrededor. Dada pues la gran extensión de las zonas donde se haya cada especie, es común que este zoológico utilice los drones para su vigilancia, y también para el estudio de cada animal.
La idea aquella mañana era seguir con la vigilancia del recinto de los chimpancés para saber más cosas sobre ellos, para entender cómo se relacionaban, qué jerarquías se había formado… Cuando de pronto, y de modo inesperado, se encontraron con una información tan valiosa, como fortuita y violenta. Uno de los chimpancés ya había visto al molesto dron sobrevolar su territorio. Tal vez fuera él el lider del grupo, ese macho «alfa» orgulloso y enfurecido que no iba a permitir que ese intruso siguiera molestándoles con su presencia. ¿Y qué hizo nuestro protagonista? Coger un buen palo, subirse al árbol más alto y desde ahí… ¡Derribar al dron!
Una excelente y eficaz planificación, con arma incluida que le permitió tener un éxito absoluto. Aquella mañana, a pesar de perder el drone, los biólogos obtuvieron unas imágenes maravillosas que les demostraron una vez más, el carácter y la inteligencia de los chimpancés. Cuando el drone fue abatido, nuestro protagonista no dudó en acercarse a «inspeccionar» al intruso, y una vez pudo comprobar que el extraño ser ni se movía ni molestaba más, se fue con suma tranquilidad. Objetivo cumplido.
Señalarte que ésta no es la única experiencia divertida y fatal para los drones en su vigilancia de animales. Youtube nos suele regalar fantásticos vídeos donde vemos los momentos previos a la destrucción de estos intrusos espías por parte de los siempre maravillosos animales. Aquí te dejamos otro vídeo donde verás a un águila derribando un drone en la localidad de Cambridge, Massachusetts. ¡Maravillosa!