La historia de los hermanos gigantes de Texas no es muy conocida, pero no por ello no deja de ser curiosa y digna de aparecer en nuestro espacio para supercuriosos.
Shadrick Archibald Shields, Augustus Orion Shields, John Franklin Shields y Jack Robinson Shields hubieran sido, seguramente, grandes estrellas de la NBA en la actualidad si así lo hubieran deseado. Medían entre 2,03 cm y 2, 10 cm (en ocasiones se eleva estas cifras para añadir un matiz «fantástico»), pero sus largas piernas y sus apariencias bien parecidas, hicieron de ellos todo un reclamo para el mundo del circo y el espectáculo, y el motivo para más de un libro que se ha escrito posteriormente sobre ellos.
En Supercurioso te lo explicamos.
La historia de los hermanos gigantes de Texas
Cuando se anunciaba la llegada de los hermanos gigantes de Texas, se comentaba que los hermanos Shields eran cuatro titanes, y que sus portentosas figuras rozaban casi los dos metros y medio de altura. Obviamente, este dato no era cierto, puesto que los directores circenses gustaban del sensacionalismo, y los jóvenes hermanos de Texas, tal y como reveló la nieta de Jack Shields no pasaban de los 2,10 cm.
Ahora bien, tal y como sus actuales familiares señalan, lo que solían hacer en el circo es colocar «plataformas» muy discretas en sus zapatos. Además, los vestían con llamativos sombreros para causar mayor impacto con su presencia, aumentando así unos cuantos centímetros más a su altura natural. Y el resultado era sin duda magnífico, tanto, que todo espectáculo en el que participaban Archivald, Jack, John y August era inmensamente rentable, millonario incluso.
Pero empecemos desde el principio. Estos cuatro chicos se criaron en una granja de Texas junto a 5 hermanos más. Eran, en realidad, 9 jóvenes Shields los que vivían con sus padres llevando una vida tranquila, cuando en 1879 un «cazatalentos» de la compañía circense PT-Barum los descubrió. Cabe decir que en aquella época era algo habitual que los responsables de estos espectáculos de circo, algo morbosos, buscaran por las tierras más profundas y aisladas de Estados Unidos personas «fenómeno»o rarezas humanas, como ellos lo llamaban, para que con su particularidad genética o accidental, aumentara aún más la expectación de todos aquel público que no dudaba en pagar unos cuantos dólares para ver «algo fuera de lo normal».
Era algo escabroso, lo sabemos.
Y sin duda los hermanos Shields eran un espectáculo por sí solos. De hecho, el padre de los chicos ya contaba con una altura espectacular. De los 9 hermanos, solo 4 accedieron a aquella «aventura». Los más mayores ya tenían sus parejas y no deseaban dejar sus hogares ni sus perspectivas familiares. El resto, no dudaron en decir que sí al circo, de hecho, los padres dijeron quedar «liberados» de esa carga alimenticia que suponía mantener a esos chicos, que cada día, necesitaban altas cantidades de leche y carne para verse saciados.
La vida de los Shields en la compañía Barum fue simplemente, un paraíso digno de un cuento de hadas. No tenían que hacer nada, solo exhibirse. Se ponían uniformes de soldado, de bomberos, de príncipes o de indios nativos, lo que les mandaran. La gente los miraba con admiración para después, someterse a sesiones de fotos que eran verdaderamente rentables. Se alojaban en hoteles de lujo, salían en los periódicos, comían tanto como deseaban y podían enviar a sus padres una generosa renta mensual. Dejar la granja de Texas había sido sin duda, todo un acierto.
Esta fue su vida a lo largo de 10 años, hasta que en 1890 Archivald se enamoró perdidamente de una compañera de espectáculo, Annie O´Brian, una muchacha irlandesa de rojos cabellos y que rozaba también los dos metros de altura. Los dos se escaparon del circo para crear su propio espectáculo, eran «La pareja más alta del mundo». Y lo creamos o no, tuvieron bastante éxito.
Como las casualidades nunca vienen solas, al poco de la huida de Archibald con su novia, hubo una terrible epidemia de viruela en el circo Barum. Los 3 hermanos Shield restantes a punto estuvieron de fallecer ,y aunque ellos pudieron salvarse, las esposas de dos de ellos fallecieron. Era el momento, pues, de dar por finalizada aquella etapa. Se sabe que más tarde, todos los hermanos levantaron una tienda de comestibles y que les fue bien, más tarde ampliaron el negocio a uno de berlinas y también fue estupendamente. Uno de ellos, llegó incluso a ser alcalde de Hornesville.
Como podemos ver la historia de los hermanos gigantes de Texas reluce con brillo propio, algo muy diferente sin duda a otros dramas que llegaron a vivir muchas de esas personas que fueron «espectáculos» en el circo. Como dato curioso te diremos que el nieto de uno de ellos, Marcus Ross Freiberger, llegó a lograr una medalla de oro en los juegos olímpicos de 1952 en Helsinki en su selección de Baloncesto. Cómo no…
No dudes en dejarnos tus comentarios y en recordar la historia de Ponny-Boy y su curiosa vida circense. Además, te invitamos a leer esta recopilación de frases de hermanos: sólo podrás entenderlas si tienes uno. 🙂