La invasión de Polonia por parte de las tropas alemanas de Hitler fue la chispa que desencadenó la II Guerra Mundial. Uno de los momentos clave fue cuando las tropas nazis cruzaron la frontera y entraron en la URSS. La historia es caprichosa y la invasión soviética se puede relacionar con la maldición de Timur, también conocida como maldición de Tamerlan, un emperador de Asia Central de finales del siglo XIV que murió en 1405.
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El mundo temblará…
En vida Timur, que era cojo y por eso también se le conoce como Tamerlán (cojo de hierro) fue un guerrero de origen turco y mongol que conquistó grandes zonas de Asia central y occidental para configurar el imperio Timurí. Los ríos Volga y Ganges, el Golfo Pérsico y los Dardanelos eran los límites de un imperio que ocupaba zonas hoy conocidas como Turquía, Siria, Irak, Kuwait, Irán, Rusia, Afganistán, Kazakstán, Uzbekistán, Turkmenista, Kyrgyzistan, la India y Pakistán.
Sus hombres eran muy sangrientos, y entre las aficiones del emperador destaca apilar los cadáveres de sus enemigos formando pirámides. Timur alcanzó los 69 años de edad, bastantes para la época, hasta que una enfermedad acabó con su vida. Cuando murió, su cuerpo se embalsamó, se guardó en un ataúd de ébano y fue enterrado en el mausoleo Gur-e Amir de Samarkanda, en Uzbekistan (aún existe), aunque esta localización fue desconocida durante siglos.
En 1941, una expedición soviética dirigida por el antropólogo Mijail Gerasimov llegó al mausoleo para exhumar los restos de Timur y comprobar si efectivamente era descendiente de Genghis Khan, con quien compartía unos elevados niveles de crueldad. En la lápida del emperador había una inscripción que decía que al cabo de tres días de levantarse de entre los muertos, el mundo temblaría. Ante este aviso, Gerasimov pidió permiso a Stalin para exhumar el cuerpo de Timur, y este se lo concedió.
Tres días después, las tropas nazis entraban en la Unión Soviética, en lo que sería uno de los peores momentos de la II Guerra Mundial que se cobró la vida de miles y miles de rusos. La cosa no pasaría de ser una anécdota si no fuera porque un año y medio después el cuerpo de Timur volvió a su mausoleo tras ser enterrado siguiendo los ritos islámicos… justo unos días antes de que las tropas del Tercer Reich cayeran a las puertas de Stalingrado en lo que sería el inicio de la derrota nazi en la II Guerra Mundial.