Muchos estudios han determinado que la capacidad social de los seres humanos es el pilar de su supervivencia y su asombroso éxito como especie, este hecho nos hace pensar que lo opuesto a la compañía, puede ser negativo para el ser humano. En realidad, la soledad puede ser nociva para la salud.
Cómo la soledad afecta a nivel celular
La soledad se asocia a aumentos de la presión arterial y enfermedades del corazón. Una revisión de 70 estudios científicos, realizada en el 2015, concluyó que la soledad aumenta el riesgo de morir en un 26 por ciento. Si se compara este porcentaje con el de la depresión y la ansiedad, enfermedades a las que se asocia con un aumento de la mortalidad entorno al 21 por ciento, resulta que el aislamiento es aún más mortífero.
Sin embargo, los científicos están tratando de hallar una respuesta concreta al hecho de que la soledad cause enfermedades a nivel celular. Sus investigaciones los han llevado a concluir que la soledad es mucho más que un dolor psicológico. Se trata de una herida biológica que causa estragos en nuestras células.
Según Steven Cole, investigador de genética de la Universidad de California en Los Ángeles, «el aislamiento social es, de lejos, el factor de riesgo social más fuerte que hay».
John Cacioppo, psicólogo de la Universidad de Chicago que colabora frecuentemente con Cole en estos estudios, ha declarado que resulta impresionante el nivel de toxicidad de la soledad.
En 2007, Cole dirigió una investigación junto a un grupo de científicos de UCLA que contó con 14 participantes. Fue en el transcurso de esta cuando descubrió que las células de aquellas personas que tuvieron que atravesar periodos de soledad crónica tenían una apariencia diferente.
Los glóbulos blancos de las personas que sufrieron un período de soledad crónica parecían estar atrapados en un «estado de miedo».
El equipo de Cole determinó que existen dos diferencias genéticas principales entre personas que padecen soledad y las que no. En primer lugar, los genes que codifican la respuesta inflamatoria del cuerpo se activan en las que padecen soledad en un grado que no se observa en participantes que no están solos. Este hecho es negativo porque, según explica, «la inflamación es buena como respuesta a una lesión aguda, pero si se presenta una inflación crónica, ésta sirve como fertilizante para enfermedades crónicas como podría ser la arteriosclerosis y también enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas y cáncer metastásico«.
En segundo lugar, los científicos encontraron «una actividad menguada o suprimida en un bloque de genes implicados en la defensa contra infecciones virales«.
Cole también ha subrayado que la respuesta a la soledad crónica no es diferente a la respuesta a otras fuentes de estrés crónico, como el bajo nivel socioeconómico o el estrés postraumático. «Se ve el mismo patrón molecular general en una amplia gama de circunstancias negativas de la vida humana», comentó.
Cuando estamos estresados, nuestros cuerpos liberan hormonas como la epinefrina y el cortisol y, cuando están en la sangre, estas activan los cambios genéticos que puntualizan los investigadores, efectos que a largo plazo son perjudiciales.
¿Y tú, llamarás a tu mejor amigo para prevenir?
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Imágenes: harutmovsisyan/wgbieber