Hace un año fue noticia la curiosa aparición de un libro del siglo XVI en el que se describía el uso de gatos y palomas como armas de guerra. Las ilustraciones que acompañan la narración muestran la sorprendente imagen de un gato cohete y una paloma cohete. Un cruel manera de utilizar a los animales como armas de ataque, algo que ya se había llevado a cabo en épocas históricas anteriores y que también se utilizó durante la I y la  II Guerra Mundial.

La cruel táctica de los gatos cohete

En el siglo XVI el maestro de artillería alemán Franz Helm escribió varias obras sobre armamento y estrategia de las que solo se ha conservado dos. En 1520 publicó un libro en el que hacia una completa descripción del arsenal de armanento idóneo para la defensa. También se han conservado ilustraciones que había extractado de antiguos libros de artefactos de guerra que él había rescatado como curiosidades. A pesar de que el libro circuló mucho como manuscrito, no se publicó hasta 1625 bajo el título “Principios de armamento, o libro de las municiones de guerra y artillería”. En este libro existen dos curiosas ilustraciones en las que aparece el llamado “gato cohete”, un gato que aparece con algo similar a un cohete encendido en su lomo y que se dirige hacia un castillo o zona fortificada. Helm describe este método como una forma de incendiar un castillo o una ciudad a la que es difícil acceder con otros medios.

GATOCOHETE2

Según Helm, había que hacerse con gatos procedentes de la ciudad a sitiar, atarles esa especie de recipiente en forma de cohete o jarra al lomo y prender fuego dentro a fin de que el pobre animal asustado huyese hacia la ciudad en busca de su casa u otro lugar en el que refugiarse, un granero o pajar, y así prendiese fuego sembrando el desconcierto entre los habitantes de la ciudad. Los especialistas que descubrieron el manuscrito de Helm señalan que posiblemente este método no fuese puesto en práctica por el estratega y que lo copió de las antiguas tácticas descritas por los antiguos persas en sus luchas con los egipcios, cultura que veneraba a los gatos y que prefería rendirse antes que ver a sus animales sufrir. Esta táctica era ya una idea un tanto descabellada para el siglo XVI pues era difícil saber como reaccionarían los pobres gatos sometidos a esta tortura, pudiendo incendiar el propio campamento antes que la ciudad sitiada.

Otros experimentos de guerra con animales

Sea como fuere, existe constancia documental del uso de animales como armas incendiarias para facilitar la toma de ciudades. Así, en la Biblia Sansón relata cómo quemaron los campos de los filisteos atando antorchas en las colas de 300 zorros que, asustados, salían corriendo incendiando todos los campos por los que pasaban. En antiguos escritos escandinavos y chinos también se describen este tipo de prácticas con gatos y pájaros a los que se pegaban dispositivos incendiarios a fin de que quemasen graneros y casas.

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Perros antitanque usados por el ejército ruso para lanzar bombas contra tanques alemanes durante la II Guerra Mundial.

En la Primera Guerra Mundial los gatos fueron utilizados para acabar con los cientos de ratas que poblaban las trincheras, además de ser usados para detectar si había algún tipo de gas venenoso. Fueron muchos los animales que murieron en esta Guerra y en la II Guerra Mundial. Se calcula que en la Primera Guerra Mundial murieron unos ocho millones de caballos. Gatos, perros, palomas, ratas e incluso delfines fueron utilizados como mensajeros, espías, detectores de bombas y rescatadores en ambos conflictos mundiales. Una triste y silenciosa historia poco conocida y que incluso continua aún día en aras de esa locura de los hombres llamada guerra.