Todos conocemos la gran capacidad de la que disponía el ejército nazi para poner en marcha los engranajes de la maldad más absoluta. Sus científicos parecían tener carta blanca para experimentar en áreas que hasta entonces, habían estado vetadas o no eran de interés. Pero basta un contexto de guerra y unas mentes de oscuro ingenio para encender la chispa, para traernos hechos verdaderamente aterradores: ¿Mosquitos como arma biológica?
En el artículo «Los mosquitos que acabaron con las tropas de Napoleón» ya vimos lo devastadores que pueden llegar a ser estos pequeños insectos, hoy te contamos su «relación» con los Nazis.
La última arma de Heinrich Himmler
La Segunda Guerra Mundial llegaba a su fin y el ejército alemán se veía cercado. Necesitaban un último recurso, una última arma. La idea de utilizar mosquitos como armas para atacar a los aliados e infectarlos de malaria, era una idea que las SS llevaba tiempo valorando. El proyecto no contó con el beneplácito del Führer, pero el jefe de las SS, Heinrich Himmler, ya había dispuesto su creación en 1941, en un lugar determinado: el campo de concentración de Dachau.
Himmler siempre pensó que era una buena idea. Tanto era así que nunca dudaba en trasladarse allí desde Munich para supervisar los experimentos, a pesar de su pánico absoluto a volar. El objetivo era criar mosquitos lo más longevos y resistentes posible para ser lanzados contra los aliados, habiéndolos infectados antes con enfermedades de gran virulencia como la malaria.
Todos estos datos los hemos obtenido gracias a las investigaciones del biólogo Klaus Reinhardt, de la universidad de Tübingen, quien encontró documentos al respecto de este tema en el mismo campo de concentración de Dachau. El propio científico nos dice que Himmler tuvo especial predilección por el proyecto, en una extraña mezcla de ansiedad, proyectos esotéricos, miedos y ansias de poder. Aunque su desesperado sueño febril no llegó a nada. Afortunadamente no tuvo tiempo.
Antes de que el campo de concentración de Dachau fuera liberado por parte de los aliados, se dijo que los nazis se apresuraron en destruir todos los documentos que pudieron sobre el proyecto de Himmler y los mosquitos, pero se sospecha que la mayoría fueron a caer a manos de la Unión Soviética y de EE.UU. Otros, simplemente, se quedaron allí, escondidos.
Un dato curioso del que se tienen datos contrastados, es que 19 días antes de que los americanos liberaran el campo de concentración de Dachau, el director del Instituto de Entomología hizo un curioso pedido: ya no necesitaban mosquitos. Ahora querían un cargamento de ratas.
Afortunadamente, nunca llegaron a Dachau.