Si quieres ver algo asombroso, algo que se grabará para siempre en tu mente y en lo más profundo del arcón de tus emociones, debes viajar hasta el Parque Nacional de Yosemite, en California. ¿La razón? Verás caer una cáscada de dulce y suave fuego. Una lengua ígnea de agua fresca, deslizándose con calma a lo largo de una montaña llamada «cola de caballo».
Pero, cuidado, porque este escenario esconde un singular secreto que pasamos seguidamente a revelarte.
La cascada de fuego del Parque Nacional de Yosemite
Cada año, justo en la segunda semana de febrero, ocurre algo asombroso. Son cientos las personas que viajan hasta este precioso parque de California para reunirse justo delante de la «Cascada cola de caballo». Quien no conoce el secreto que se inscribe en esta montaña, no entiende qué ocurre y no puede más que preguntar extrañado qué acontecimiento es el que está esperando todo el mundo.
«El agua va a arder», sugieren unos. «La cascada de agua se va a convertir en sangre», apuntan otros. «Desde lo alto de la cola de caballo, vas a ver cómo cae la lava», dirán los más bromistas. No obstante, hemos de decir que no siempre se enciende la magia, puesto que como suelen apuntar los vecinos de la zona, la cascada de fuego de Yosemite es algo caprichosa.
Para que se obre el milagro deben sucederse varias cosas. Primero, que haya nevado mucho los meses anteriores. Luego, que haya hecho el calor adecuado para que surja el deshielo, y la cascada, pueda caer con fuerza a lo largo de esos 480 metros hacia el vacío.
Es entonces cuando, a lo largo de la segunda semana de febrero, surge lo que todos ansían ver con sus propios ojos: el sol de media tarde cae sobre la cascada en un ángulo de inclinación perfecto, reflejándose entonces en el agua. Y quienes lo ven, aseguran que lo que cae entonces no es agua, sino fuego. Un acontecimiento único y maravilloso que deja sin aliento a cualquiera.
El espectáculo dura poco, unos diez minutos a lo largo de dos o tres días. Pero se sucede cada año con rigurosa puntualidad, de hecho, los indios Awahneechee, que vivieron en el valle de Yosemite durante cientos de años, se reunían cada año en este punto para ver como, según ellos, «el agua se convertía en sangre».
Te dejamos un pequeño vídeo para que lo veas con tus propios ojos. Y además, te invitamos a conocer también el bosque más bonito del mundo Hallerbos.