En cualquier competición, ya sea Olímpica o no, las reglas son siempre las mismas; medalla de oro para quien lo haga mejor, medalla de plata para el segundo mejor y finalmente medalla de bronce para el tercero mejor. Si seguimos un razonamiento lógico, deberíamos pensar entonces que los medallistas de bronce, plata y oro pueden sentirse felices, más felices y mucho más felices respectivamente, ¿no es cierto? Pues, aunque cueste creerlo, no es exactamente así. En realidad el ganador de la medalla de bronce es mucho más feliz que el ganador de la medalla de plata, ¡así de caprichosa es la mente humana!. En el siguiente artículo de Supercurioso te explicamos el porqué.
Medalla de bronce, sonrisa de oro
Jerry Seinfeld, el humorista, dijo:
«ganas el oro, te sientes bien. ganas el bronce, piensas: ‘Bueno, al menos tengo algo’. Pero si ganas la medalla de plata, es como, «¡Felicidades! Casi ganas. De todos los perdedores, tÚ has sido el primero del grupo. Eres el perdedor número uno».
En 1995, los psicólogos de Cornell Victoria Medvec y Thomas Gilovich junto con el psicólogo Scott Madey, de la Universidad de Toledo, se asociaron para investigar si esta afirmación podía ser cierta y si realmente los medallistas se sentían tal y como describía Jerry Seinfeld. El estudio realizado por estos tres psicólogos fue publicado en el Journal of Personality and Social Psychology y se editaron clips de unos 40 ganadores de medallas tanto de bronce como de plata de los juegos Olímpicos de Barcelona de 1992.
Estos clips de película fueron presentados en dos versiones a unos estudiantes de pregrado: la primera versión recogía la reacción inmediata que había tenido el atleta ante el anuncio del ganador inmediatamente después de cada evento. La segunda versión recogía el estado del atleta en la ceremonia de medallas, celebrada varias horas más tarde. Luego, sin desvelar qué medalla había ganado cada uno, se les pidió a los estudiantes de pregrado que calificaran las reacciones de los diferentes atletas y que las valoraran del 1 al 10 siendo el 1 “agonía” y el 10 “éxtasis”.
Una vez analizados los resultados, se pudo comprobar que los medallistas que habían ganado la medalla de bronce parecían estar mucho más felices que los medallistas ganadores de la medalla de plata. Los estudiantes que participaron en el estudio calificaron a los ganadores del bronce con un 7.1 en el momento inmediato de anunciarse el ganador y con un 5.7 cuando se encontraban en el podio. En contrapartida, los ganadores de las medallas de plata fueron calificados por los estudiantes con un 4.8 inmediatamente después del anuncio de los ganadores y solo con un 4.3 en la ceremonia de entrega de medallas. Este estudio se repitió con medallistas de los Juegos Olímpicos de 2004 encontrando resultados muy similares.
El ser humano siempre tiende a compararse
En ese primer estudio que se realizó en 1995, los psicólogos Medvec, Gilovich y Madey determinaron que esta reacción paradójica era debida al “pensamiento contrafactual”: este pensamiento determina que en lugar de pensar de manera objetiva en el logro que habían conseguido, los atletas lo comparaban con lo que podían haber conseguido. Eso es lo que el estudió reveló, que mientras para el medallista de plata, ese pensamiento contrafactual le hacía pensar que “podría haber ganado el oro” solo con que lo hubiera hecho un poquito mejor, el medallista de bronce tenía un sentimiento completamente contrario, y era que “casi se queda fuera del podio”. Esa es la gran diferencia entre los dos atletas y el porqué el ganador de la medalla de bronce es más feliz que el de la medalla de plata. Lo que podemos extraer de este estudio es que hay momentos en la vida en que menos es realmente más.
Cada día descubrimos cosas nuevas y asombrosas acerca del pensamiento humano y de cómo afecta nuestro entorno a nuestros sentimientos y nuestras emociones. Algunos comportamientos humanos nos son muy conocidos y familiares pero algunos, como el que comentamos en este artículo, no dejan de sorprendernos por la paradoja que supone. ¿Qué opinas al respecto? ¿Has pensado alguna vez en las diferentes reacciones que tienen los ganadores de medallas? ¿Te has fijado, como te comentábamos antes, que sus reacciones son distintas en función a la medalla que han ganado?
Quizá ese pensamiento contrafactual del que hablábamos pueda extrapolarse a otros ámbitos muy distintos. Por ejemplo, ¿son más felices los inmensamente ricos que los que tienen solo lo que precisan? ¿Qué opinas? Si aplicáramos el pensamiento contrafactual podríamos decir que “no es más feliz quien más tiene sino quien menos necesita».
Esperamos que este artículo te haya hecho pensar en todos estos conceptos que comentamos y que, si te apetece, no dejes algún comentario con tu punto de vista ¿Te animas? ¡Estaremos encantados de leerte!