Así encontraron a esta espeluznante momia que grita, casi como una personificación fantasmagórica de El Grito, la obra más célebre del pintor noruego Edward Munch que representa la desesperación, la angustia, el miedo y el dolor. Y desde 1886, permanecía en el Museo Egipcio del Cairo a la espera de que alguien descifrase los misterios que oculta. ¿Quién fue? ¿Cuál fue su horrible destino? Son las preguntas cuya respuesta ha estado tanto tiempo sepultada y que sólo ahora somos capaces de responder.
El misterio de la escalofriante momia que grita
Hombre E, este es el nombre que se le había dado a esta momia descubierta dentro de un ataúd sin decorar que se encontraba escondido cerca del lugar donde yacían faraones como Ramsés el Grande, Seti I o Tutmosis III. La llamaron así porque se desconocía la identidad del cuerpo ya que no habían dejado escrito ni tan siquiera el nombre, algo muy extraño tanto como aquella momia con la cara desencajada del dolor o del miedo o de las dos cosas a la vez… ¡Quién sabe! Lo cierto es que en el mundo egipcio los ritos y ceremonias funerales tenían mucha importancia porque concedían y garantizaban la vida eterna, pero tal y como fue sepultado este joven más que la vida eterna le habían condenado a la “pena eterna”.
El cuerpo estaba envuelto en pieles de ovejas o cabras algo muy llamativo, ya que su uso simboliza impureza, lo que implicaba que en vida se había cometido un acto deplorable. A parte, el cuerpo se encontraba fuertemente atado de pies y manos, otra cosa que tampoco era frecuente y que aumentaba el misterio en esta momia que grita. Es por esto que recientemente Bob Brier, arqueólogo de la Universidad de Long Island en Nueva York, y su equipo se interesaron por este caso y lo sometieron a un riguroso examen que incluía una tomografía computerizada, radiografía, reconstrucción facial e incluso un examen del ADN.
Como resultado obtuvieron que el cadáver era probablemente del Príncipe Pentaur un hijo del farón Ramsés III pues los análisis de ADN revelan una correspondencia 50% en el cromosoma Y, lo que significa que la relación entre los individuos es de padre-hijo. Por lo que respecta a la muerte se especula con que fuera por envenenamiento debido al gesto de dolor que expresa su rostro. Todo esto concuerda con una historia de conspiración al trono, conocida como Conspiración del Harén, recogida en el Papiro del Juicio de Turín donde se relata un episodio de traición a Ramsés III, por parte de su hijo el Príncipe Pentaur, que junto a su madre había intentado asesinar al faraón por haber elegido a otro como sucesor al trono por lo que fue condenado al suicidio. Esto explica porque un criminal había sido enterrado entre faraones: era de sangre real.
Así que ahora, 3000 años más tarde, la momia tiene nombre y se sabe su historia por lo que su alma ha sido, de algún modo, “liberada”.