Todos nosotros estamos familiarizados con la figura ficticia del Superhéroe. Son personajes de ficción que suelen tener poderes sobrehumanos y que por estas especiales características va más allá de la figura de un héroe convencional. Surgieron a finales de los años 30 del siglo XX y fueron las estrellas del «comic book» de EE.UU. Muchos de estos superhéroes tienen un poder con el que muchos hemos soñado: pueden volar. Supermán, Super girl, Wonder Woman, Tormenta, Antorcha humana o Iron Man con su armadura son algunos de los superhéroes voladores, sin embargo, esta idea no es nueva. Más de 600 años antes, en la Italia del siglo XIII, ya proliferaron los superhéroes voladores. Se trataba de miembros del clero que ayudaban a sus semejantes aprovechando su habilidad para volar. ¿Sorprendido? ¡Acompáñanos en Supercurioso a conocer a algunos de estos Monjes Voladores, los primeros superhéroes de la historia.
Monjes voladores
Al parecer, las hazañas de los monjes voladores eran famosas en su época, de manera que varios pintores las inmortalizaron en cuadros y retablos. Para mostrar que llegaban volando a socorrer al prójimo, se los pintaba sin las extremidades inferiores que quedaban ocultas por una especie de nube, que no sabemos si les ayudaba a propulsarse.
1. Beato Agostino Novello (1240-1309), el primero de los Monjes Voladores
De familia catalana afincada en Palermo, fue esmeradamente educado y estudió derecho en Bolonia. Fue asesor de Manfredo, rey de Sicilia y junto a este rey participó en la batalla contra Carlos de Anjou. Herido en la contienda, fue dado por muerto y abandonado en el campo de batalla. La experiencia fue tan traumática que renunció al mundo e ingresó en la Orden Agustina como hermano lego. Por una serie de circunstancias, al cabo de los años se supo que era un gran jurista, defendió los intereses de su convento y lo hizo tan bien que fue obligado a recibir las órdenes sacerdotales y el papa Nicolás II lo nombró General de la Orden, llegando a ser legado papal, entre otros cargos.
Sin embargo, en 1300 renunció a todos sus cargos para vivir como un ermitaño cerca de Siena. Agostino Novello se dedicó a atender a los pobres, ancianos y enfermos sin medios económicos durante los últimos años de su vida. Una vez fallecido, empezaron a atribuírsele milagros en los que se le considera uno de los Monjes Voladores. El tríptico en el que se ven sus portentosos vuelos es obra de Simone Martini en 1328. Al parecer, el monje fallecido tenía la costumbre de volar sobre su ciudad vigilando y socorriendo a sus conciudadanos. ¡Cómo cualquier Superhéroe!
En el Tríptico podemos ver cuatro de los milagros a los que llegó volando. En el primero a la izquierda vemos el milagro del niño que fue mordido por un lobo y al que el beato socorre y sana de las mordeduras. Llegando raudo, volando, apareciendo detrás de una torre. A la derecha lo encontramos prestando ayuda a un vecino viajero que se había caído del caballo y había sido aplastado por éste. Al parecer lo descubre en uno de sus vuelos de vigilancia por las montañas. En el inferior izquierdo, volando de nuevo, rescata «al vuelo» a un infante que había caído de un balcón y, por último, en el inferior derecho, el más grande entre los Monjes Voladores cura a un bebé que había caído de su cuna. La madre lo invoca desde la ventana solicitando su socorro y él llega volando para devolver la salud al niño.
2. Beato Raniero de Sansepolcro (Ranieri dal Borgo)- (sobre 1250-1309)
El beato Raniero de Sansepolcro fue un fraile franciscano que vivió en Borgo Sansepolcro, en Italia a entre mediados del siglo XIII y principios del XIV. Entregó su vida a los pobres como portero y limosnero en la Orden de Frailes Menores lo que hizo que todo el pueblo sintiera un gran cariño y agradecimiento por él. Cuando murió, en 1309, el pueblo le erigió un gran altar que aún puede verse en la Iglesia de San Francisco de la localidad de Borgo Sansepolcro.
Entre los milagros que se le atribuyen está el haber resucitado a dos niños recién nacidos, por lo que se le considera protector de las mujeres durante el parto. Pero es también conocido por se uno de los famosos Monjes Voladores.
Raniero de Sansepolcro es famoso por uno de sus vuelos concreto. Al parecer acudió volando a socorrer y visitar a los pobres que él siempre favorecía y que estaban en la cárcel de Florencia. Una vez allí, aprovechó para liberar a 90 de ellos. La obra en la que se recrea esta gesta de Raniero es obra de Sassetta y fuen pintada entre 1437 y 1444, mucho después de que el monje falleciera.
3. San José de Cupertino (1603-1663)
Siglos después, aún encontramos Monjes Voladores, aunque ya no lo hacen como en la Edad Media. En el caso de José de Cupertino, fraile napolitano, lo hacía mediante la levitación. No era el único fenómeno místico de carácter corporal relacionado con él. Por esta habilidad, se le ha hecho patrón de los viajeros en avión, de los aviadores y de los cosmonautas. Durante su vida se registraron más de setenta casos de levitación y levitó ante el papa Urbano VIII.
Los historiadores opinan que el caso de los Monjes Voladores durante la Edad Media en Italia no fue más que un intento de diversas poblaciones para conseguir que hombres piadosos fallecidos fueran primero beatificados y luego santificados. Tener las reliquias de un santo significaba una gran entrada de dinero para una población. Al parecer se habría encargado a diversos artistas que pintaran los milagros de los futuros santos y estos habrían pensado que nada mejor que monjes voladores salvadores de niños, pobres y viajeros. En el caso de los dos primeros, el papa del momento solo los beatificó y no llegaron a santos. ¿Habías oído hablar de los Monjes Voladores? ¿Te parecen antecedentes de los superhéroes modernos? ¡Comparte con nosotros tu opinión! Estaremos encantados de conocerla. Si quieres saber más sobre otros santos curiosos, te proponemos La historia de Santa Marina | La Santa que todos creyeron que era un hombre.