En la Antigua Roma las mujeres llegaron a tener un cierto protagonismo político. Mujeres que en algunos casos dejaron una profunda huella y cambiaron el devenir histórico. ¿Cómo lo consiguieron? Casi siempre a base de manipulaciones, maquinaciones e intrigas. Gobernaron Roma aprovechándose de la debilidad de carácter de sus maridos e hijos emperadores. Vamos a conocer más de algunas de esas mujeres. ¡Seguro que te sorprendes!
6 mujeres que gobernaron Roma en la sombra
1. Livia
Mujer del emperador Augusto. Esposa virtuosa y ejemplo a seguir… en su faceta pública. Porque realmente era una mujer manipuladora y ambiciosa que hizo todo lo posible para que su hijo Tiberio fuera proclamado heredero al trono. Y al decir todo se incluye el asesinato de miembros de su propia familia.
Pero la victoria no fue completa, ya que su hijo le dio de lado en cuanto alcanzó ese poder que tanto había ansiado su madre para él.
2. Mesalina
Fue la tercera esposa del emperador Claudio, un hombre de carácter débil al que ella manipuló a su antojo. A pesar de sus infidelidades conocidas, su ninfomanía y sus maquinaciones, nadie osaba oponerse a ella. El riesgo era enfrentarse a una acusación de cargos falsos. Un ejemplo: consiguió convencer a su marido para ejecutar a su padrastro acusándole de traición. ¿La razón? El infeliz, un amor platónico de Mesalina, no la correspondía.
Pero cometió un error, en ausencia de Claudio se casó con otro hombre y tramó una conspiración para deshacerse del emperador. Descubierta la intriga, acabó siendo ajusticiada.
3. Agripina
A pesar de lo ocurrido, Claudio no escarmentó y se volvió a casar. Esta vez con su sobrina Agripina, igual de manipuladora, libertina y ambiciosa que Mesalina. No fue por amor, evidentemente, al menos por parte de ella. Hermana de Calígula, conspiró contra él y fue desterrada por este motivo. Tras la muerte su hermano y ya siendo emperador Claudio, regresó a Roma y fue pieza clave para hacer caer en desgracia a Mesalina y cumplir su objetivo: casarse con el emperador.
Tuvo tal poder que incluso llegó a firmar documentos oficiales. Pero fue mucho más allá: consiguió que Claudio reconociera a su hijo Nerón en detrimento del hijo natural y sucesor del emperador. Una vez que logró su propósito. ¿Qué hizo? Acabar con su matrimonio… envenenando a Claudio.
Pero el final de esta mujer no fue menos dramático. Nerón tenía una amante, Popea Sabina, a la que Agripina consideraba una mala influencia. A pesar de la oposición de su madre, Nerón se casó con ella y fue mucho más allá. Decidió librarse de su progenitora. Primero intentó asesinarla con disimulo. Al no conseguirlo, directamente la acusó de traición y Agripina fue ajusticiada.
4. Julia Domna
Damos un salto en el tiempo para centrarnos en las mujeres de la dinastía Severa, que también gobernaron Roma en la sombra. Manipuladoras y mezquinas como pocas, consiguieron tener un gran poder en el Imperio.
Su primera gran representante fue Julia Domma, esposa del emperador Septimius Severus. En su ascenso al poder le ayudó en todo momento, viajando junto a él en las expediciones militares. Consiguió así ganarse el favor y respeto de las legiones y un gran poder en las decisiones de Estado, por supuesto, manipulando a su esposo.
Fallecido el emperador, fue regente durante el mandato de su hijo Caracalla, poco preocupado por los asuntos de Estado. Asesinado este por Macrinus, Julia Domma se suicidó.
5. Julia Mesa
La hermana de Julia Domna decidió vengarse del asesino de su sobrino y nuevo emperador y urdió un complot para acabar con él. No solo lo consiguió, sino que mediante manipulaciones y noticias falsas colocó en el poder a su nieto Heliogábalo.
Pero este prefería la buena vida a los asuntos de gobierno, a lo que Julia Mesa encontró pronto una solución: ordenó matarlos a él y a su madre, es decir, a su propia hija. Y, además, consiguió que Alejandro, su otro nieto, se hiciera con el trono.
6. Julia Mamea
Última mujer de la dinastía Severa, hija de Julia Mesa y madre de Alejandro. Cuando su hijo llegó al poder solo tenía 14 años, por lo que ejerció de regente, aunque lo manipuló a su antojo durante toda su vida. Pero sus planes se truncaron pronto: madre e hijo fueron asesinados en un motín.
Fueron mujeres poderosas, manipuladoras y mezquinas que consiguieron gobernar Roma a veces de manera muy poco discreta. Y casi todas tuvieron un terrible final. ¿Casualidad, caprichos del destino o una especie de justicia divina?
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