Como si de una mantis religiosa se tratase, la leyenda tejida entorno a la vida de esta reina africana, nos dice que ella, Nzinga, era la reina que mataba a sus amantes tras una noche de amor. Inteligente, poderosa y magnífica en muchos aspectos, despertó la envidia de muchos hombres que consideraban que una fémina no podía gobernar. Adentrémonos en la historia de esta impresionante mujer.

Nzinga, la reina que mataba a sus amantes tras una noche de amor

Ana de Sousa o Ngola Ana Nzinga Mbande (1583 — 1663) fue la reina de Ndongo y de Matamba, dos reinos situados en sudoeste de África. El poder de los portugueses y el tráfico de esclavos en el siglo XVII crecían en esa zona y Nzinga Mbande fue enviada por su hermano el rey a participar en una conferencia de paz con los lusos para frenar los abusos que se producían. Nzinga consiguió firmar un difícil tratado con Portugal para lo cual consintió en adoptar la religión cristiana y pasar a llamarse Ana de Sousa. Tras una traición por parte de los portugueses, abandonó la religión y no retornó al cristianismo hasta muchos años después.

Nzinga, la reina que mataba a sus amantes tras una noche de amor

Sucedió a su hermano, al que ella misma había envenenado al considerarlo culpable de la muerte de uno de sus hijos, en el Trono en 1624. Tras varios años de enfrentamiento con Portugal finalmente firmó un tratado de paz que duró más de dos décadas. Con ayuda de los holandeses volvió a levantarse contra Portugal y resistió hasta su muerte a los 80 años. Es considerada en Angola y en muchos lugares del mundo un símbolo de la lucha contra la opresión y la esclavitud. Se la valora especialmente por su perspicacia política y diplomática y por sus brillantes tácticas militares.

Nzinga, la reina que mataba a sus amantes tras una noche de amor 

Sin embargo, una leyenda negra gira en torno a esta poderosa mujer. Posiblemente la tejieran sus enemigos para desacreditarla o quizá haya algo de cierto en ella. De Nzinga se dice que era ninfómana. Que tenía a su disposición un harén de varones sin otro fin que satisfacer sus instintos. Para su diversión los hacía enfrentarse en combates a muerte y ella misma era el premio para el vencedor. Éste, después de haber yacido con la soberana durante la noche, era asesinado al amanecer. Como en las «Mil y una Noches» pero sin una Scheherezade que frenase la matanza. También se decía que en una ocasión había hecho matar a todas las embarazadas del reino, ya que no podía tolerar que ninguna mujer, que no fuera ella, hiciera gozar a los hombres.

Nzinga, la reina que mataba a sus amantes tras una noche de amor

Quizá el origen de ambas leyendas esté en el hecho de que Nzinga castigó duramente a la población que dio apoyo a los portugueses y a todos los que se levantaron contra ella o, simplemente, en que sus enemigos trataron de ensuciar su figura. Se dice también que Nzinga, la reina que mataba a sus amantes, al hacerse mayor volvió al cristianismo y se reformó completamente, siendo la reina admirada por todos que hoy recordamos.

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Imagen: Ryan Hodnett