Que el arte salga a la calle siempre es una buena noticia. Escribía el filósofo inglés Francis Bacon que si la montaña no iba a Mahoma, Mahoma iría a la montaña. Y el arte ha de acercarse a la gente para que la gente se acerque, luego, al arte. Las artes, como ente comunicativo de ideas, pensamientos, emociones o sensaciones, han de estar cerca de la personas y de la realidad que las inspira, y no nacer en una especie de cápsula semipermeable, a partir del influjo de la realidad, para luego permanecer encerradas en ella, alejadas de ésa realidad.
No son muy abundantes las iniciativas de fusionar las artes con nuestra vida cotidiana. Las tesis del arquitecto venezolano Carlos Raul Villanueva de «síntesis de las bellas artes» planteaban ése acercamiento a través de la arquitectura. La arquitectura es el marco que envuelve al resto del artes. Ésto lo pone en práctica en la ciudad universitaria de Caracas, que constituye un hito de la arquitectura moderna latinoamericana, pero que debe el máximo interés que suscita a su alcance, sin precedentes en nuestro tiempo, de la integración de las artes. El museo desaparece, o más bien el museo se fusiona con otro ente, en este caso la universidad, de nuestra actividad cotidiana, y con esto el arte viene a nosotros, sin que nosotros vayamos al arte.
Por otra parte, el también venezolano Carlos Cruz-Diez, uno de los máximos exponentes del op-art (arte óptico) a nivel mundial, es también un partidario de ideas semejantes. En su «La Calle como soporte del arte», plantea, en sus propias palabras, que “el habitante de una gran ciudad adopta una actitud de autómata, de indiferencia. En su deambular cotidiano atraviesa un paso peatonal o se detiene ante un semáforo obedeciendo el código aprendido, sin tomar conciencia del acto”. Por ello el arte en la calle “podría despertar lecturas que conduzcan hacia otros niveles de información, de conocimiento y del placer de ver y no sólo mirar”. Añade que “además la calle es también el soporte ideal para obras efímeras no institucionalizadas. El artista puede crear en el pasante situaciones de impacto afectivo, de sorpresa, de humor y de ruptura, despertando su imaginación”.
Cruz-Diez es un defensor de los espacios públicos como marco para el arte. Ahora bien, ¿De qué se trata el Op-art? Indaguemos un poco más sobre el artista en concreto y sobre ésta corriente en general.
Carlos Cruz-Diez, el Op-art y el cinetismo
El Op-art, es un movimiento pictórico, mientras que el cinetismo es más bien escultórico. Aunque la realidad es que son dos caras de una misma moneda. Se juega con ilusiones ópticas y se busca la interacción del observador, que en muchas ocasiones ha de moverse para captar el efecto.
Por su parte, el trabajo de Carlos Cruz-Diez, nacido en Caracas en 1923 y residente en París desde los años 60, se dispone en ocho investigaciones que ponen de manifiesto los diferentes comportamientos del color: Couleur Additive, Physichromie, Induction Chromatique, Chromointerférence, Transchromie, Chromosaturation, Chromoscope y Couleur dans l’espace. La propuesta, en conjunto, se fundamenta en el color como una realidad autónoma, desprovista de anécdotas, que evoluciona en el tiempo y el espacio reales sin la forma y sin necesidad de soporte.
La obra del artista caraqueño es francamente extensa, pero hoy vamos a centrarnos una de sus iniciativas «callejeras», que seguramente te llamará la atención, los pasos peatonales cinéticos:
Arte en los pasos peatonales
El hecho de pisar una obra de arte quizá no te suene muy halagador, pero ésta en concreto está hecha para ser pisada. Los pasos peatonales pensados por Cruz-Diez ofrecen una imagen sui géneris del elemento urbano y tras ellos existe toda una poética de humanización del entorno, por la que el venezolano ha abogado desde la primera vez que realizó una de estas piezas en el año 1975 en Caracas.
Actualmente la «plaga» de los pasos coloridos se ha extendido, y existen varios en la misma Caracas y algunos otros en las ciudades de Panamá, México DF, Fortaleza, Houston, Miami, Marsella o Colchester.
El color blanco siempre está presente, ya que es el que indica al peatón y al conductor el lugar del cruce en sí, pero las opciones son igualmente variopintas y cinéticamente interesantes. ¿Tú qué opinas? ¿Te animas a pisar una obra de arte? ¿Te gustaría ver más arte en las calles de tu ciudad? Esperamos tu opinión.