Cuando alguien quiere perder peso, si no existe algún tipo de patología añadida, generalmente sabe lo que debe hacer. Todos tenemos claro que la dieta y el ejercicio son básicos para ello. Sin embargo, quizá existen otras actividades que también consumen energía y no somos conscientes de ello, ¿te has preguntado alguna vez si pensar quema grasa? ¿Pensar quema calorías como otras actividades? ¡Acompáñanos a conocer lo que la ciencia explica.
Supongamos que pasas el domingo en el sofá de tu casa viendo series y atendiendo las redes sociales que has tenido abandonadas toda la semana; el lunes te reincorporas a tu trabajo en el que tienes que resolver problemas de forma creativa y requiere una intensa actividad mental. La pregunta que nos hacemos es si el esfuerzo mental del lunes quema más energía que la que gastamos el domingo en nuestro sillón. La respuesta de la ciencia es que sí.
¿Pensar quema calorías?
El profesor Ewan McNay de la Universidad de Albany ha estudiado este tema y su respuesta es positiva. Pensar quema calorías. Nuestro cerebro funciona exclusivamente con la glucosa del azúcar a diferencia de otras partes del cuerpo. Si la actividad mental es intensa y extenuante requeriremos más glucosa para trabajar al menos en la parte de nuestro cerebro que se implica en esa actividad concreta. McNay afirma que se queman más calorías cuando estudiamos o memorizamos que si estamos sentados frente al televisor. Sin embargo, esto no es significativo ya que el cerebro, aunque no lo empleemos intensamente, es el órgano que más cuesta mantener de los que tenemos en el cuerpo. Representa sólo el 2% del peso corporal y a pesar de eso consume más del 20% de la energía que necesitamos para vivir.
El cerebro medio en un día normal consume cerca de 300 calorías. Si el trabajo que hacemos exige esfuerzo mental, como mucho gastaremos 100 calorías más que alguien que esté viendo la tele o soñando despierto. En caso de que la actividad de nuestro cerebro durante aproximadamente 8 horas fuera tan exigente que implicase el uso de varios sentidos, como sería por ejemplo aprender a tocar un nuevo instrumento musical, el consumo de calorías podría subir a 200 más en esa jornada de trabajo. Sin embargo, se produce un efecto que seguro conoces cuando realizas una tarea mental intensa: a medida que disminuyen las reservas de glucosa del cuerpo disminuirá la capacidad de tu cerebro para mantenerse en ese trabajo tan exigente. El agotamiento aparece y no se puede mantener el mismo nivel de rendimiento cognitivo. Si en ese momento se hace un alto y se consume una bebida calórica o unos caramelos, el cerebro podrá reponer la glucosa, pero con esa ingesta superaremos fácilmente las calorías quemadas en nuestra actividad.
Pensar quema calorías pero no como para conseguir adelgazar. Nuestro cerebro para mantener su actividad normal como es administrar las actividades corporales y obtener información del entorno consume mucha energía, pero si te empleas intensamente en alguna actividad mental, la diferencia según los científicos, apenas supone un 5% del total. Se necesitará una cantidad extra de sangre, oxígeno y glucosa, pero ese aumento de necesidad energética es muy pequeño en comparación con las necesidades totales del cerebro.
Es interesante la comparativa de nuestro cerebro con una bombilla para tener claro la cantidad de energía que éste consume:
- En estado de reposo, el ritmo metabólico consume de media 1.300 calorías.
- Estas 1.300 calorías en 24 horas representan 54’16 kcal. por hora que son 15’04 gramos de calorías por segundo.
- Los 15’04 gramos de calorías segundo son 62’93 julios segundo que equivalen a casi 63 vatios.
- El 20% de estos 63 vatios son 12’6 vatios.
Estos números reflejan que un cerebro humano adulto medio funciona con una quinta parte de la potencia que necesitaba una bombilla clásica de 60 vatios. Con poco más de 12 vatios de energía tiene suficiente.
Los científicos han resuelto que la dificultad que tenga una tarea mental afecta poco al consumo de energía y que en todo caso parece responder más que al esfuerzo requerido o los recursos disponibles a variables que están relacionadas con la edad, el tipo de personalidad o simplemente a la manera en que cada organismo regula la glucosa.
En definitiva, la respuesta a si pensar quema calorías o si pensar quema grasa dicho vulgarmente, es afirmativa, pero no en cantidad suficiente para que suponga un cambio en nuestros organismos. De todas maneras, el profesor McNay dice que si utilizamos nuestro cerebro intensamente durante 50 o 60 años y sumamos las calorías consumidas, sí arroja unas cifras significativas, al menos en teoría, y anima a todos a utilizar el cerebro lo más posible, aunque no sea para quemar grasa o adelgazar. ¿Suponías que pensar quema calorías? ¿Te sientes agotado tras una intensa sesión de estudio? ¡Comparte con nosotros tu experiencia! Si quieres conocer más como funciona tu cerebro, te invitamos a leer el post: ¿Por qué nuestro cerebro tiene arrugas? ¡Descúbrelo!