Hoy en día, el fenómeno seriéfilo es una realidad. Las series de TV otorgan una experiencia más dinámica al espectador, que cada semana se muerde las uñas esperando un nuevo capítulo de su serie (o series) favorita.
En este artículo de Supercurioso queremos repasar con vosotros algunas series que han pasado un poco por alto en cuestión de audiencia, pero que, sin embargo, son pequeñas obras de arte. Muchas de ellas han sido – admitámoslo – canceladas o fueron víctimas de su propia ambición, mientras que otras (inexplicablemente) nunca tuvieron el tirón que merecían o no se supo reconocer su potencial. Un caso parecido al de las películas que fracasaron estrepitosamente y sobre las que se tienen opiniones dispares.
«THE WIRE» (LA ESCUCHA)
Vamos a lo sencillo, «The Wire» es la historia de los entresijos de la droga en Baltimore, enfocada desde un punto de vista diferente en cada una de las 5 temporadas que dura esta maravilla, que se ha ganado su derecho en el Olimpo de las series.
Iniciativas novedosas como que los capítulos no tuvieran una introducción del tipo “previamente en The Wire” o la inclusión de una frase de los mismos actores al principio del capítulo, dejaron claro que el señor David Simon (creador de esta magnífica serie) no quería sólo ponerle su nombre a otro producto televisivo, sino estamparle su impronta.
Diálogos inteligentes, actores que necesitarían de un nuevo vocablo para definir su interpretación, personajes complejos que se debaten entre el infierno y el purgatorio (el cielo les pilla un poco lejos) y una simplicidad maravillosa a la hora de contar problemas extremadamente complejos son las claves de una serie que marcó un antes y un después en la historia de la televisión.
Al final, te quedará la sensación de que a David Simon, en realidad, no le importa si el espectador ve su serie o no, sino que tan sólo buscaba mandar el mensaje de los olvidados al otro lado de la pantalla. Quién quiera que lo recoja.
Os resumiré, lectores de Supercurioso, mi experiencia con The Wire (serie que he visto de principio a fin en 4 ocasiones) con un ejemplo que le conté a un amigo mío, cuando me pregunto por qué debería ver esta serie: “Querido amigo – le dije – imagínate que hoy despiertas con una cuenta corriente con una cantidad de ceros interminable, propiedades inmobiliarias en medio mundo y una belleza como ninguna otra a tu lado. Si me pidieras que cogiera algo de lo que tienes tú, sólo te pediría la capacidad de poder volver a ver The Wire por primera vez”.
«DEADWOOD»
La segunda joya de la corona. Si «The Wire» es la Zeus del Olimpo de las series de TV, «Deadwood» sería su Hera. Hacer una sinopsis de Deadwood cuesta mucho, ya que, a diferencia de «The Wire», que parece capaz de defenderse sola, Deadwood necesita un púgil que luche por ella.
¿Qué hace tan especial a Deadwood? Año 1876, en medio de un cruento mundo en el que la vida vale muy poco, se levanta un pequeño pueblo en la reserva india de BlackHill. Este asentamiento comienzan a poblarlo los desposeídos de todas partes de la geografía norteamericana; un refugio sin ley donde ser sheriff o alcalde significa pagar por un billete de ida al infierno. Colonos tan legendarios como Calamity Jane o Wild Bill Hickok desfilan por sus calles en un western que inhala y exhala obras del mejor Shakespeare. Su lema: “Deadwood. A hell of a place to make your fortune”.
Sólo tiene un pero, tras 3 temporadas fue cancelada. Si esta sinopsis no te ha convencido, mis intentos de patearme Liverpool, a 5 grados y a las 8 de la tarde de un sábado para conseguir la tercera temporada, probablemente acaben convenciéndote de que le des una oportunidad. Te prometo que no te arrepentirás.
«THE FLIGHT OF THE CONCHORDS»
Comedia que caricaturiza el mundo de la música de mano de dos neozelandeses amigos de contar sus experiencias a cante limpio. Bret y Jemaine producen e interpretan esta serie tan divertida como inexplicablemente subvalorada por la audiencia. Si esto no fuera suficiente, observar al manager de la banda, trabajando en su oficina de agregado de la embajada neozelandesa en Nueva York (el cuarto de escobas de la embajada australiana), mientras desfilan carteles en la pared con títulos como: “Nueva Zelanda……Tenemos rocas” o “Nueva Zelanda, ven por los hobbits y te quedarás por sus ovejas”, sacarán unas carcajadas auténticas al espectador.
Una idea novedosa y auténtica que catapultó a la fama a sus dos protagonistas, amén de conseguir dos temporadas con 22 capítulos emitidos en la HBO (lo cual me sorprende, ya que no creo que sea una serie que todo el mundo pueda disfrutar).
Si estás cansado de comedias que parecen hechas con el mismo calzador, de los mismos chistes de sexo de siempre y de comedias de situación, esta es tu serie.
Próximamente un nuevo artículo sobre «Pequeñas joyas desconocidas de la televisión». Si te interesa el mundo del espectáculo, seguro que te gustará este artículo sobre las películas más caras de la historia.