Tal vez en algún momento has llegado a preguntarte cómo vas a morir o en qué condiciones, si te encontrarás listo o sufrirás un dolor indescriptible. Estos planteamientos son lógicos, puesto que a todos nos preocupa este eminente destino y sobre todo por aquello de que no sabemos qué nos espera tras del mismo. Sin embargo, ¿podrías imaginarte cómo sería morir mientras estás dormido? ¿Lo notarías? ¿Y qué tal si en tu sueño se reflejaran tus peores miedos, llevándote a tu último destino? Desesperanzador, ¿cierto? Pues este fenómeno sucedió y ocasionó los más terribles encabezados durante algún tiempo en los Estados Unidos. Adéntrate en esta hipótesis sobre lo que pasó durante los años 80 en aquel país.
Histeria colectiva
Mientras una época de euforia y desinterés terminaba, los estadounidenses entraban a una etapa diferente de sus vidas, asimilando las consecuencias de muchos errores de su gobierno, lidiando con el día a día del terrorismo y los conflictos bélicos.
Cuando se comenzaba a pensar que sólo podía irse en ascenso tras diversas catástrofes, el panorama enturbió a cierta parte de la población de Chicago y Los Ángeles, ya que una epidemia de muertes extrañas comenzaba a dispararse, tras surgir reportes de ciudadanos que argumentaban ver un demonio en sueños intentando asesinarlos. Existieron casos en los que se vio a algunos chicos escupir espuma por la boca para sólo fallecer momentos después, las autopsias no lograban dilucidar la causa de la muerte de estos individuos.
El miedo se apoderó de la población, muchos intentaban evitar el sueño ingiriendo cantidades exageradas de cafeína y otras bebidas energéticas. No obstante sus esfuerzos por evitar dormir eran en vano, al caer en manos del cansancio la rutina se volvía a repetir: gimiendo, gritando, convulsionando de terror, las pesadillas continuaron atormentando a los jóvenes.
Se llegaron a contabilizar 230 muertes de hombres y mujeres aparentemente sanos en circunstancias extrañas, donde el último referente explícito eran aquellos episodios de terror durante una pesadilla.
Posibles explicaciones
Es bien sabido para la comunidad psicológica que los problemas para dormir como el insomnio o la parálisis del sueño indican un posible estado de ansiedad. La gravedad del mismo puede estar estrictamente relacionada con la cantidad de estrés o incluso se deberá a problemáticas que tienen que ver con una nutrición deplorable, consumo de drogas, cuestiones genéticas y fallos en el sistema cardiovascular. Sin embargo, ¿hasta qué punto puede nuestra mente paralizarnos ante un eminente peligro y abandonarnos hasta la muerte?
En occidente se conoce como “Síndrome de muerte nocturna repentina inesperada”, este fenómeno incluía muertes súbitas en estado consciente de personas a las que un fulminante ataque al corazón les arrancaba el último aliento de vida. Los estudios sobre la relación del Sistema nervioso con el organismo del hombre han sido evocados desde tiempos antiguos. El célebre investigador Iván Pavlov dio a conocer el término “distrofia neurogénica” relacionando los trastornos neurológicos con ataques inminentes al organismo del hombre. No obstante, a pesar de estos estudios, la pregunta permanece: ¿Cómo se relacionan aquellas visiones de pesadilla con el resultado final? ¿Cómo es que algunos jóvenes sobrevivían durante estos funestos sueños?
Puede resultar increíble, pero para muchos científicos la premisa de que el cerebro manda advertencias o señales de peligro por medio de los sueños es factible: ¿cuántas veces nos hemos despertado por escuchar algún sonido extraño a nuestro alrededor? ¿Cuántas veces relacionamos nuestro sueño con lo que nuestro cuerpo está experimentando en la realidad? Si pensamos en lo anterior, ¿será posible que esas visiones de supuestos demonios fueran proyecciones de nuestra mente intentando decirnos que algo no anda bien en nuestra salud?
Diversos reportes de aquellos episodios nocturnos refieren que los protagonistas experimentaban una opresión fuerte en el pecho aparentemente infringida por el peso del supuesto demonio sobre su cuerpo. Así mismo explicaban haber observado que el demonio clavaba una daga en el centro de su pecho como si de una autopsia se tratase.
Como siempre, hemos llegado a una conclusión de dos vertientes: ¿Explicación sobrenatural o científica? ¿Una visión real de un demonio que atormentaba a los jóvenes en aquel tiempo o un ataque al corazón ocasionado por la constante histeria y terror que existía en esos entonces?
La problemática fue tan real que se dice que la obra de Wes Craven “Pesadilla en la Calle de Elm” está inspirada en estos hechos inexplicables sobre hombres que morían durante sus sueños. Así mismo, se hace otra referencia a este terrible suceso en la pintura realizada por Henry Fuseli en el año 1781, titulada “La pesadilla” donde se observa un ser extraño sentado sobre el cuerpo de una mujer dormida mientras un caballo terrorífico observa la escena desde la parte posterior.
Un dato curioso indica que los ataques de “íncubos” (demonios para la Europa medieval) se presentaban sólo en los hombres y que los sueños en donde éstos intervenían mostraban conflictos de índole sexual (si nos remitimos a la teoría Freudiana el caballo presente en las pesadillas simboliza angustias de origen fálico). Nada es casualidad y, sin duda, el mundo de los sueños no deja de impactarnos, en su relación con la realidad y sobre todo con el inconsciente.
La respuesta queda, como siempre y por el momento, en tus manos.
Si te ha gustado este artículo, puede que quieras conocer la terrible parálisis del sueño: tu peor pesadilla.