El ruido del goteo del agua, ese sonido suave y más o menos rítmico, incluso un chorro de agua de grifo suave, es un excelente motivador para la vejiga. En algunos casos es muy práctico, pero en otros puede suponer un enorme problema.
Pero, ¿qué es lo que nos hace reaccionar así cuando oímos el agua? ¿Por qué nos entran ganas de orinar cuando lo escuchamos? En este artículo lo descubrirás.
Cómo funciona el mecanismo de control de la orina
Cuando las personas orinamos, la orina va desde la vejiga hasta la uretra a través de unos conductos estrechos. Esta corriente es controlada por los esfínteres, unos músculos que actúan como frenos sobre estos tubos, para que no lleguen a la uretra (como si fueran un grifo que se abre y se cierra).
El primero de estos músculos, el esfínter interno, está en la parte superior de la uretra, al lado de la vejiga, y son controlados automáticamente por nuestro sistema nervioso. Cuando nuestra vejiga está llena, se envía un mensaje al esfínter interno, diciéndole que se relaje y abrir las compuertas. Pero para que la orina no se escape es necesario que el segundo esfínter, el esfínter externo, esté bajo nuestro control consciente, lo que nos permite mantener controlado el flujo de orina, anulando la demanda del cuerpo cuando nos pide hacer pis.
Agua corriente, relajación total y ¿pis?
La parte de nuestro sistema nervioso que controla automáticamente el esfínter interno se llama el sistema nervioso parasimpático (SNP). El SNP tiende a ser más activo en los momentos de calma y descanso, cuando los esfínteres internos quieren abrirse y dejar paso al contenido de la vejiga. Es probable, por tanto, que los sonidos calmantes de agua corriente nos relajen lo suficiente como para hacer que el SNP envíe más mensajes al esfínter interno, diciéndole que se puede abrir y dejar paso.
En este punto, es importante destacar que, frente a al sistema nervioso parasimpático se encuentra el sistema nervioso simpático (SNS), que es un sistema de control nervioso independiente del que dependen reacciones como la lucha o huída cuando nuestros ritmo cardíaco aumenta o las reacciones físicas relacionadas con el miedo o el trecemesino. Esto es importante saberlo, ya que es este sistema está relacionado también con la contracción del esfínter interno y le dice que se quede cerrado.
Condicionamiento: Estímulo – Respuesta
La segunda posible explicación de por qué correr el sonido del agua nos hace querer orinar está relacionado con el condicionamiento clásico, el de los perros de Pavlov. Pero, ¿en qué consiste esto?
En la década de 1890, un psiquiatra ruso llamado Ivan Pavlov realizó experimentos con perros para demostrar cómo los animales aprenden inconscientemente a anticipar algo importante. En su experimento, Pavlov hacía sonar una campana justo antes de alimentar a sus perros. Observó que, después de repetir la rutina, los perros comenzaban a salivar en cuanto oían la campana, sin llegar a haber visto antes la comida. Esto se debía a que los perros habían aprendido una respuesta automática, y asociaban el sonido de una campana con la llegada de los alimentos.
De la misma manera que los perros aprendieron que tras la campanilla venía la comida y empezaban a salivar, las personas aprendemos, a través de nuestra experiencia, a asociar el sonido del agua al orinar y así se nos hace difícil pensar en otras cosas que no sea hacer pis.
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