La reina Victoria del Reino Unido (1819-1901) ha sido la más longeva de las monarcas europeas hasta que su tataranieta Isabel la superó en años de reinado. Victoria reinó desde el 20 de junio de 1837 hasta su muerte, el 22 de enero de 1901. Mucho se sabe de su mandato y de todo lo que hizo por su país, también de su amor por su marido, Albert, pero lo que no es tan conocido es todo lo que rodea a los pretendientes de la reina Victoria anteriores a Albert. Te lo explicamos todo.
Pretendientes de la reina Victoria sin ninguna posibilidad
Victoria accedió al trono, tras la muerte de su tío Guillermo IV, con tan sólo 18 años. La prensa elogió su belleza, su sabiduría precoz, su bondad y su dominio de sí misma. Todas estas alabanzas hicieron que muchos pretendientes hicieran llegar sus cartas de amor a Palacio. Y entre estos, que no tenían ninguna posibilidad si quiera de acercarse a Victoria, había gente de todo tipo y condición, muchos de ellos con problemas mentales.
Entre los pretendientes de la reina Victoria locamente enamorados de ella pero que no tenían ninguna posibilidad están: el capitán John Goode, que acechaba a la Reina rondando por los jardines del Palacio de Kensington y que en más de una ocasión fue expulsado de la zona por acoso. Después de ser arrestado varias veces, en noviembre de 1837 fue internado en el manicomio de Bethlem.
Otro pretendiente también perteneciente al ejército fue Tom Flower, que intentó infiltrarse incluso en la ceremonia de coronación en Westminster y fue arrestado por ello. Otros hombres probaron de acercarse a Victoria mientras ella montaba a caballo por Hyde Park, como hizo Ned Hayward, que quiso entregarle una carta preguntándole si se casaría con él sin ningún éxito.
Finalmente, John Stockledge, al que la prensa satírica calificó como «El último amante loco de la Reina», que trató de llegar al castillo de Windsor varias veces durante el invierno de 1837 y fue arrestado y apresado durante una buena temporada.
Pretendientes de la reina Victoria pertenecientes a Casas Reales
Aunque siempre se ha dicho que el destino amoroso de la reina Victoria estaba escrito casi desde su nacimiento y que su unión con el príncipe Albert de Sajonia-Coburgo se daba por hecha entre toda la realeza europea, lo cierto es que antes de su matrimonio hubo dos pretendientes de la reina Victoria pertenecientes a Casas Reales que se pensó que quizá tenían alguna posibilidad de unirse a ella en matrimonio.
El primero y más significativo fue el Gran Duque Alexander Nikolaevich, el heredero del trono de Rusia. A principios de 1839 y cuando se cumplían casi dos años de reinado, el joven Alexander realizó una visita al Reino Unido durante la cual, entre otras cosas, intentó enamorar a la joven Victoria ofreciéndole costosos regalos, susurrándole bonitas palabras al oído y bailando con ella hasta la madrugada. Victoria estaba empezando a enamorarse de ese joven apuesto, pero la responsabilidad ganó a los sentimientos: ni él iba a renunciar al trono de Rusia ni ella, por supuesto, al del Reino Unido, y así esta bonita historia de amor acabó tal como empezó.
El último pretendiente «real» antes de Albert fue el Barón Stockmar, quien tenía como misión ayudar al joven Albert en su papel de futuro consorte de Victoria y que se enamoró de ella gracias al trato continuado que tuvieron, pero la Reina, después de la decepción que había sentido con Alexander, no quiso saber nada de él y un año más tarde se casó con Albert de Sajonia-Coburgo, con quien estuvo felizmente casada durante 20 años y con quien tuvo nueve hijos.
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