La creatividad está íntimamente relacionada con la flexibilidad mental, con esa agilidad en nuestros esquemas de pensamiento y percepción donde un estímulo, puede tener de pronto varias posibilidades.

El dibujo que hoy te presentamos es un pequeño desafío para nuestro cerebro. Se trata de una prueba que apareció por primera vez en Alemania en 1892, en una revista llamada «Fliegende Blätter» y que se publicó bajo la siguiente pregunta:

Y tú… ¿Qué animales ves?

Mientras afinas tu percepción y permites que tu cerebro analice unos segundos esta imagen, te explicamos cuál es el propósito esencial de este tipo de ilusiones ópticas.

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¿Qué animales ves? ¡Tu rapidez mental a PRUEBA!

En esta lámina podemos ver dos animales: o bien un conejo o un pato. La clave está sin duda, en las orejas o en ese pico que define la forma de un animal u otro.

Ahora que ya los has descubierto, te diremos que una forma de evaluar la agilidad mental de una persona es comprobando la rapidez con la cual se ha identificado a ambas figuras. Algo sencillo para muchos, y algo algo más complejo para otros.

Pero…¿Pasa algo si he tardado más de un minuto en descubrir al segundo animal? Nada en realidad, porque si hay algo que debemos tener claro, es que cada uno de nosotros procesamos la información de un modo.

Algunos nos limitamos a ver un solo aspecto o detalle de los estímulos y de la realidad, y no aplicamos demasiado el pensamiento lateral en el día a día. Otro factor a tener en cuenta es sin duda el interés y la motivación invertido en este tipo de ejercicios.

Esta lámina del conejo y el pato adquirió mayor fama en 1899 gracias al psicólogo Joseph Jastrow. Según él, aquellas personas que tardaban solo unos segundos en descubrir ambos animales, presentaban generalmente una personalidad más despierta, una mente más abierta, receptiva y un enfoque de pensamiento más creativo.

Por nuestra parte te tranquilizamos diciéndote que con una lámina como esta no basta para evaluar este tipo de aspectos. Es solo un juego. Ahora bien, nuestro propósito esencial es que tengas en cuenta estas dimensiones.

  • Las personas vemos con «el cerebro», no con los ojos. Es decir, los ojos son quienes captan una imagen, pero es el cerebro quien la procesa, la interpreta y le ofrece valor o no.
  • Un ejemplo: seguro que en alguna ocasión has estado buscando el nombre de una calle. Al poco, alguien te dice que «está justo ahí, y en letras inmensas». ¿Cómo no puedes haberlo visto? Sencillamente porque tu cerebro no le ha prestado atención, porque en ocasiones, se fija más en «pequeños detalles» que en estímulos de mayor tamaño.
  • Al cerebro no le gustan las imágenes desconcertantes, e interpreta por sí mismo toda información ambivalente. Cuando has fijado tu mirada en esta lámina tu mente habrá sentido desconcierto al ver «dicha totalidad». Así pues, mientras una parte de la población se queda satisfecha cuando ve a un solo animal (es decir el todo), otros, aún más extrañados ante el dibujo dedican unos segundos más de atención y descubren la segunda forma. (las dos partes de esa totalidad).

Así que ahora dinos… ¿Cuánto te ha costado ver a los dos animales? ¿A cuál has visto antes? No dudes en darnos tu opinión y en resolver también el acertijo chino que los niños resuelven en segundos.