Hipócrates decía, tres siglos antes de Cristo, que el cerebro era el único órgano responsable de las alegrías, los placeres, las risas y la diversión. También de la tristeza y el desaliento. A través de la función del cerebro adquirimos conocimientos, y podemos distinguir lo agradable o lo desagradable, lo dulce y lo salado, lo bueno y lo malo. En resumen, es el órgano que nos hace seres pensantes, tan distintos el uno del otro. Si alguna vez te preguntaste qué es la neurociencia, en las próximas líneas de Supercurioso podrás adentrarte a un mundo tan complejo como hipnotizante.
La ciencia, a lo largo de sus siglos de existencia, ha ido explorando diferentes áreas del quehacer del planeta, del medio ambiente, de los recursos naturales, la naturaleza, el espacio, los animales, las nuevas tecnologías y también del ser humano, como especie que lidera las transformaciones del mundo. Es así como surge un concepto cuyo objeto de estudio es tan amplio como el número de seres humanos sobre la tierra: la mente humana y la neurociencia.
¿Qué es la neurociencia?
En un sentido global, la neurociencia es un campo de la ciencia que se encarga de estudiar el sistema nervioso humano y todos los aspectos que lo constituyen: su estructura, funciones, desarrollo, bioquímica, farmacología y patología. También profundiza sobre cómo los elementos del sistema interactúan entre sí, dando lugar a las bases biológicas de la cognición y la conducta. En este sentido, a lo largo de su desarrollo ha recibido aportes de ciencias conexas, como la anatomía, la farmacología y la bioquímica.
Ahora bien, esta relación entre el cerebro y la mente, no es tarea de la neurociencia a secas, sino que incorpora elementos de la psicología cognitiva. Ésta se encarga del estudio de las funciones superiores como la memoria, la capacidad de atención o el lenguaje. Surge entonces el concepto de neurociencia cognitiva, como la ciencia que procura explicar la mente, desde sus capacidades cognitivas y conductuales.
1. ¿Qué entendemos por cognición y conducta?
La palabra cognición proviene del latín cognoscere, que significa conocer. Entendemos el término como la facultad que posee el ser humano de procesar información a partir de la percepción, del conocimiento adquirido, que denominamos experiencia, y de las características subjetivas que permitan valorar la información. Cuando hablamos de cognición, incorporamos procesos como el razonamiento, el aprendizaje, la memoria, la capacidad de resolver problemas, la atención, la toma de decisiones, entre otros.
Por su parte, la conducta o comportamiento es un término utilizado en psicología, que hace referencia al conjunto de respuestas que presenta un individuo en relación a su entorno, bien por presencia o por ausencia. Básicamente evalúa como responde la persona a los estímulos a los que es sometida o a las circunstancias que le afectan de forma directa o indirecta. En este sentido, la neurociencia se enfrenta con el gran reto de intentar comprender la mente humana, y los factores que hacen que incline su cognición y conducta hacia una cosa u otra, siempre diferente según el individuo.
2. Antecedentes de las neurociencias
Las llamadas «ciencias del cerebro» encuentran sus primeros pasos en los años iniciales del siglo XIX, cuando empiezan a localizarse las funciones cognitivas del cerebro. La psicología y la psicofisiología juegan un papel fundamental en este sentido. También el desarrollo de las ciencias de la computación y la inteligencia artificial. Luego vino el estudio profundo de la genética, y fuimos entendiendo cómo los genes pueden influir en el estudio del cerebro y la conducta. En este sentido, resultó trascendental el Proyecto del Genoma Humano, que permitió reconocer claramente el papel que juegan los genes en la construcción y codificación del cerebro.
3. La neurociencia cognitiva y sus alcances
Cuando nos referimos específicamente a la neurociencia cognitiva, hablamos de la disciplina que busca entender cómo la función cerebral da lugar a las actividades mentales, tales como la percepción, la memoria, el lenguaje e incluso la conciencia. Su principal objetivo es estudiar las representaciones nerviosas de los actos mentales, es decir, explorar lo que ocurre en nuestro cerebro, y cómo esto impacta en nuestra conducta y pensamientos.
Hablamos de un reto gigante, pues supone profundizar en las reacciones de cada individuo, encontrando su justificación en el comportamiento de su cerebro. Por ejemplo: ¿Por qué ante una amenaza de robo, una persona puede gritar y correr, una segunda persona puede paralizarse y no hacer nada, y una tercera puede entregar lo que el delincuente le solicita, de forma rápida? Ante el mismo estímulo de amenaza, tres cerebros distintos producirán tres reacciones distintas.
Las ambiciones de esta disciplina, aún joven y con mil posibilidades de estudio, son elevadísimas. Nada menos que la comprensión de la mente humana, es decir, un campo de posibilidades de investigación inagotable, pues, como dice el físico estadounidense Michio Kaku, los dos mayores misterios de la naturaleza son el universo y la mente.