Las fotografías y filmaciones de los campos de concentración del nazismo nos muestran prisioneros que parecen muertos vivientes. Los nazis los mantenían famélicos y aterrorizados para que no tuvieran ánimo para organizar ningún motín y realmente casi lo consiguieron. Sin embargo, hubo algunos casos en los que los prisioneros intentaron un levantamiento. Entre ellos, la rebelión en Auschwitz, donde no todos claudicaron.
La rebelión en Auschwitz
El campo de concentración de Auschwitz fue el más famoso y el de mayor tamaño de los que construyeron los nazis. Empezó a funcionar en mayo de 1940 y fue liberado por los soviéticos en enero de 1945. Durante ese tiempo se calcula que más de un millón de personas fueron asesinadas en él, de las que el 90% eran judías.
En este inmenso campo de la muerte hubo una única rebelión, protagonizada por los miembros del «Sonderkommandos». Los Sonderkommandos eran grupos de trabajo elegidos por los nazis, formados tanto por judíos como por no judíos, cuya misión era trabajar en las cámaras de gas y en los crematorios. Estaban mejor alimentados que los demás y para conseguir que obedecieran y condujeran a los recién llegados a las cámaras sin revelar lo que les iba a ocurrir, los nazis arrojaban vivos a los hornos a los que se negaban. Los grupos no solían sobrevivir más de 4 meses, ya que los nazis no querían testigos de sus matanzas.
El 7 de octubre de 1944 se produjo este único levantamiento. Durante meses mujeres judías que trabajaban en una fábrica de municiones que había en el propio Auschwitz robaron pequeñas cantidades de pólvora que pasaron envueltas en tela o papel a sus compañeros. La operación era sumamente peligrosa y el contrabando pasaba por numerosas personas hasta llegar a su destino. El fin era hacer volar las cámaras de gas y los hornos crematorios y así conseguir poner en marcha un levantamiento general.
El problema fue que los miembros del sonderkommando que lideraba el alzamiento se enteraron que iban a ser asesinados en breve y todo se precipitó. Con la pólvora hicieron estallar el crematorio IV que quedó inutilizado y atacaron a los hombres de las SS. Sus únicas armas eran dos ametralladoras, alguna granada, hachas, cuchillos y piedras. Los nazis sufrieron 15 bajas y 12 de los miembros del sonderkommando consiguieron escapar. Lamentablemente fueron capturados a las pocas horas en los bosques cercanos. En el enfrentamiento murieron cerca de 250 prisioneros y después de coger a los fugitivos, el resto de sonderkommandos del campo fueron asesinados de un tiro en la nuca, hubieran participado en la revuelta o no. En total ese día murieron 451 personas.
Otro acto de rebeldía protagonizado por los sonderkommandos fue el robo a los miembros de las SS de unas fotografías en las que se ve la incineración de cuerpos al aire libre. Gracias a estas fotos robadas a los nazis se supo lo que realmente ocurría en esos campos. Las fotos se conservan en el Museo Estatal de Auschwitz-Birkenau.
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