Hace tiempo que las «selfies» han invadido nuestro mundo. Según los psicólogos su éxito deriva de la necesidad del ser humano de afirmación personal y de mostrar a los demás quiénes somos creando una imagen para enseñar. Gracias a ellos podemos detectar fácilmente personalidades narcisistas y con necesidad de llamar la atención ya que suelen colgar sus selfies continuamente buscando la aprobación de sus conocidos. Sin embargo, en general en este tipo de fotos no nos acabamos de gustar. Aquí tienes la respuesta científica a por qué te ves raro en las selfies.
La respuesta científica a por qué te ves raro en las selfies
Sólo tienes que mirar la cantidad de auto-fotos que has desechado. Seguro que son muchas las que no te han gustado. Te ves la barbilla salida, la nariz grande, la cara ancha, los párpados caídos…Según publicó Nolan Feeney en The Atlantic la razón científica se encuentra en nuestro cerebro.
Los seres humanos estamos acostumbrados a vernos en un espejo y esa es la imagen que tenemos de nosotros mismos y con la que estamos familiarizados. Los selfies capturan nuestra imagen tal como la verían desde fuera, no como la vemos nosotros, y además lo hacen desde arriba y distorsionando algunos rasgos. La extrañeza parte del hecho de que nuestras caras son asimétricas y en las selfies vemos la asimetría en el lado contrario al que nuestro cerebro está acostumbrado a verla en un espejo. Esto nos produce una sensación de rechazo.
Actualmente aplicaciones como Snapchat han tenido en cuenta este tema y te presentan directamente en las auto-fotos tal como te verías en un espejo. Otras te dan la opción de girarla para que sea más agradable a tu cerebro.
Evidentemente también hay que culpar a las lentes de las cámaras de muchos móviles, ya que no suelen estar preparadas para este tipo de fotografías. Muchos suelen llevar ópticas súper gran angular que son perfectas para fotografiar paisajes pero muy malas para los retratos ya que distorsionan las caras si se toma un primer plano o medio, como ocurre en los seflies.
La solución para que no nos veamos raros en las selfies parece ser que consiste en hacernos muchas auto-fotos hasta que consigamos que el cerebro se adapte a esa imagen, lo mismo que estamos acostumbrados a vernos reflejados en un espejo.
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