Rochom P’ngieng desapareció por la densa jungla de Ratanakiri, en Camboya, cuando tenía solo 7 años. Su familia la dió por muerta. Ahora bien, 20 años después el propio bosque la devolvió, por así decirlo, al mundo de la civilización convertida ya en una mujer. La noticia dio la vuelta al mundo, y como es de esperar, no tardaron en acudir diversos organismos humanitarios y científicos para estudiar el caso.
Se ha escrito mucho sobre Rochom P’ngieng, pero lo que importa, es que a día de hoy esta chica sigue unida a la jungla, a esos 20 años de absoluto misterio que quedan escondidos en su mirada, en esos ojos inundados de callada tristeza, de una amargura sellada que nadie ha podido comprender ni aún menos resolver.
Hoy en Supercurioso queremos hablarte de la historia de la joven «salvaje» de Camboya.
Rochom P’ngieng, la triste vida de la joven «salvaje»
Rochom sale dos veces al día de su cabaña en el poblado de Oun. Lo hace en compañía de su hermana Sony, quien la deja unos instantes en el humilde porche sabiendo muy bien lo que va a hacer: aferrarse a uno de los pilares de madera para dirigir la mirada a la espesura de la jungla. Su cuerpo frágil y su mirada «rota», como desconectada por completo de la realidad que la envuelve, no ha cambiado mucho desde que unos leñadores la devolvieran del bosque, 20 años después de que desapareciera siendo una niña.
Según explica su familia, su estado ha empeorado de forma notable desde el 2010. Rochom P’ngieng se escapó de nuevo, estuvo desaparecida durante 10 largos días, momentos en que su familia y el propio pueblo daban por sentado que había vuelto a la jungla, a su mundo. Ahora bien, aunque puede que aquel fuera su propósito, la mala suerte quiso que la joven tropezara y cayera a una letrina de diez metros de profundidad, donde pasó todo ese tiempo hasta que alguien dio con ella.
Desde ese día su mirada se apagó aún más, y si hasta entonces, su madre y su hermana podían llevarla con ellas para realizar alguna tarea en el campo y confiar en que al menos, se vistiera sola, todas esas conductas básicas desaparecieron. A ello se le suma la falta de ayuda psicológica, algo que ha tenido casi desde el principio gracias a diversas ONG y a diversos psicólogos, quienes además de estudiar el comportamiento de la joven, han intentado siempre que se abriera a los suyos y que al menos recuperara su facultad para comunicarse.
Hasta el momento, sólo «canturrea» y vocaliza palabras sin sentido. Recordemos que desapareció con 7 años. No fue, pues, como esos otros niños «ferales» que desaparecen con 1 o 2 años y para los cuales es prácticamente imposible llegar a hablar.
Quienes han estudiado el caso de Rochom P’ngieng siempre comentan los mismos aspectos, los mismos enigmas que rodean a esta mujer con expresión traumatizada:
- Cuando volvió de la jungla tras 20 años de desaparición, tenía unas profundas marcas en sus muñecas, señales claras de que había sido atada. Queda claro que «las criaturas salvajes y los animales de la jungla» no fueron siempre su única compañía. No al menos la peor.
- Una de las teorías que se mantienen y que defienden algunos trabajadores de la ONG local «Organización Psicosocial Transcultural» es que Rochom fuera el resultado de una práctica tristemente habitual en los poblados más profundos y desfavorecidos de Camboya. Cuando un niño presenta algunas deficiencias psicológicas, es común que las familias los aten en algún lugar del bosque para que no molesten, para tenerlos controlados.
- A día de hoy, dado el trauma que presenta esta mujer, es casi imposible concluir si presentaba ya algún tipo de problema mental desde su nacimiento. La sospecha de que así fuera, de que Rochom fuera llevada por su propia familia hasta el bosque para atarla y alimentarla con lo mínimo como a un ser salvaje, es algo que muchos sospechan.
No obstante, la familia lo niega con rotundidad, para ellos, Rochom fue atendida por los «seres mágicos» del bosque. Lo que sí queda claro también es que desde que esta joven fue hallada por unos leñadores, ha sido el centro de atención de cientos de personas y organizaciones. Han recibido ayuda y múltiples donativos para la supuesta «joven salvaje».
Una mujer que hoy, a sus 34 años, sigue sin poder explicarnos su historia. Su triste historia.
No olvides darnos tu opinión sobre el tema y recordar, si lo deseas, nuestro artículo sobre Ella Harper, la niña camello.