Si lo piensas detenidamente, te darás cuenta de que tú también lo haces: cuando estás hablando con alguien y necesitas encontrar una palabra difícil o pararte a pensar lo que vas a decir, inevitablemente rompes el contacto visual con tu interlocutor. ¿Te habías dado cuenta? Unos investigadores japoneses decidieron estudiar por qué necesitamos romper el contacto visual cuando conversamos y parece que han dado con la respuesta.
Necesitamos romper el contacto visual cuando conversamos
El contacto visual es una de las formas más importantes de la comunicación no verbal. Entre otras cosas indica interés en lo que la otra persona esta diciendo. Sin embargo, en muchas ocasiones estás hablando con alguien, mirándolo a los ojos, y necesitas una palabra que no ha surgido en tu cabeza espontáneamente, ¿qué haces? ¡Mirar a un lado! Rompes el contacto visual y miras al vacío durante unos segundos. Este hecho, que nos ocurre a todos, ha sido investigado por un grupo de científicos japoneses de la Universidad de Kioto para tratar de averiguar a qué se debe.
Por estudios previos sabían que nuestra mente cuando hablamos recupera y selecciona palabras entre multitud de alternativas posibles y en este proceso invierte muchos recursos mentales. Aquí tienes un ejemplo: Si has de buscar un verbo relacionado con la palabra «tijeras», no tardarás nada en encontrar «cortar» ya que no hay muchas alternativas, sin embargo si la palabra que has de complementar con un verbo es «pelota» te demorarás un poco más, ya que las alternativas son múltiples: chutar, lanzar, patear, batear…también existen relaciones entre palabras que son difíciles por se inusuales, estas últimas son llamadas «conexiones débiles».
Para investigar este curioso fenómeno, disponían de un grupo de 26 voluntarios a los que propusieron un juego de relacionar palabras mientras mantenían el contacto visual con una cara generada en un ordenador. Su hipótesis era que mantener el contacto visual durante una conversación requería un grado alto de esfuerzo mental y de alguna manera agotaba los recursos cerebrales. Encontrar la palabra y a la vez mantener el contacto visual es demasiado trabajo para el cerebro y éste corta el contacto para centrarse en el área verbal.
En la prueba a que sometieron a los voluntarios descubrieron que efectivamente, el contacto visual dificultaba pensar en las palabras, pero únicamente afectaba realmente cuando la conexión que se buscaba era débil y por tanto no era algo automático, sino que requería un pensamiento consciente. Concluyeron que el contacto visual no supone una interferencia directa en el proceso mental de elegir las palabras a utilizar, pero que a nuestro cerebro le supone un esfuerzo cognitivo mantener la mirada fija en el interlocutor. Cuando necesitamos encontrar una palabra que no nos surge de manera automática, los dos procesos mentales entran en conflicto y para encontrar la palabra necesitamos romper el contacto visual y apartar la vista durante unos instantes.
¿Qué te parece la conclusión del estudio? ¿Te habías dado cuenta de este fenómeno? Si te ha interesado este artículo, quizá quieras leer el post: