Uno de los temas que más nos preocupan actualmente es envejecer bien, y muy concretamente, hacernos mayores con la cabeza lúcida. Prevenir el Alzheimer es, en este sentido, uno de los temas que más nos inquieta a las personas de avanzada edad. Y es que a pesar de que el ser humano cada vez es capaz de vivir más años, no es capaz de curar estos síntomas de la edad aunque si de prevenirlos.
Hacer ejercicio reduce el riesgo de padecer Alzheimer
Ahora, gracias a un estudio, realizado por la clínica Cleveland, sabemos que hacer ejercicio también es bueno para prevenir esta enfermedad. Según este estudio, el ejercicio puede ayudar a aumentar el poder del cerebro en personas que tienen un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. Los hallazgos sugieren que incluso cantidades moderadas de actividad física pueden ayudar a retrasar la progresión de la enfermedad priva de la memoria, según informa The New York Times.
En el estudio, publicado en la revista Frontiers in Aging Neuroscience por investigadores de la Clínica Cleveland en Ohio, participaron casi 100 hombres y mujeres de entre 65 y 89 años de edad, muchos de los cuales tenían antecedentes familiares de la enfermedad de Alzheimer.
Los investigadores preguntaron a los voluntarios con qué frecuencia e intensidad hacían ejercicio. Alrededor de la mitad no había hecho mucho ejercicio en los últimos años. Pero la otra mitad caminaba, corría, o hacía ejercicio de forma moderada varias veces por semana.
Al final, los científicos dividieron a los voluntarios en cuatro grupos, según su estado, su gen e4 y sus hábitos de ejercicio. Un grupo incluía a las personas con el gen e4 que no hacían ejercicio; otro estaba formado por aquellos con el gen e4 que hicieron ejercicio; y los otros dos grupos estaban compuestos por los que no tenían el gen que hizo o no hacían ejercicio con regularidad.
Según los resultados de los escáneres cerebrales, los cerebros de las personas sedentarias tendían a parecerse más a los de aquellos de las personas sedentarias que tenían situación de riesgo de Alzheimer, mientras que las personas con el gen e4 que practicaban ejercicio y permanecían físicamente activos tenían mejores funciones cerebrales. Además, los cerebros de las personas sedentarias con alto riesgo de padecer Alzheimer parecían acercarse, estructuralmente, hacia la disfunción.
En conclusión: ¡Hay que hacer más ejercicio! Ya está más que demostrado todos los beneficios que aporta a nuestro organismo. ¿Por qué no comenzar hoy?