En cierto modo, no hay aeronave más visitada que el avión del presidente de EE.UU. Hemos estado en él cinematográfícamente más de una vez, gracias a cintas como Superman Returns, Ironman III, La suma de todos los miedos, Día de Independencia o En la línea de fuego, entre otras; aunque quizás la más emblemática de todas sea aquella protagonizada por Harrison Ford y con Gary Oldman como contrafigura, Avión Presidencial (Air Force One, 1997).
Las características secretas del «Air Force One», el avión del presidente de EE.UU.
Fue en este film de Wolfgang Petersen que muchos aficionados al cine nos enteramos de que el Air Force One (“Fuerza Aérea Uno”) es cualquier aeronave que en su momento traslade al presidente de los Estados Unidos. Pero también es cierto que hay un avión del presidente de EE.UU., o más bien dos, porque son dos Boeing 747-200B, construidos especialmente para proteger al presidente y su equipo, y para funcionar como despacho del poder ejecutivo de esta potencia en el aire.
Este avión puede volar 12.600 kilómetros sin reabastecer combustible (el promedio normal de estas aeronaves es 9.000), tiene capacidad para acomodar a 70 personas en 370 metros cuadrados, distribuidos en dos pisos en los que hay dos cocinas –que pueden alimentar a 100 personas al mismo tiempo–, una sala de conferencias, comedor, oficinas para funcionarios de alto nivel, despacho presidencial, habitaciones privadas para el presidente y hasta un quirófano (pues en cada vuelo viaja un equipo de médicos).
Numerosos detalles de estas dos aeronaves, con una altura similar a la de un edificio de seis pisos, son guardados como secretos de estado, como el sistema electrónico del avión o sus sistemas de defensa, y hay espacios restringidos tanto para visitantes como para personal de la Casa Blanca. Sin embargo, hay algunos detalles curiosos conocidos por el público. Por ejemplo, el sistema eléctrico del avión está diseñado para resistir el pulso electromagnético de una explosión nuclear (en aviones normales todos los sistemas electrónicos fallarían). Cuenta además con más de 20 televisores y un sofisticado sistema de comunicaciones para poder dirigir el gobierno desde el aire.
Las habitaciones privadas del presidente disponen de un baño con ducha, dos camas y un pequeño gimnasio. La mayoría de los muebles del avión fueron fabricados por maestros carpinteros y hay dos líneas telefónicas identificadas por el color de los aparatos: los blancos para comunicaciones normales y los negros para comunicaciones confidenciales.
El avión del presidente de EE.UU. cuenta además con un sistema de luces infrarrojas, y con unas turbinas que le permiten volar a más de 45.000 pies de altura, 10.000 más que los vuelos comerciales y, como otros aviones militares, puede ser reabastecido de combustible en pleno vuelo.
Es probable que estos aparatos, uno de los símbolos emblemáticos más reconocidos de la presencia de Estados Unidos en el mundo, no posea una cápsula de escape como la que aparece en Air Force One, y que el presidente personificado por Harrison Ford finalmente no utiliza, para beneficio de los espectadores de este curioso y algo exagerado filme de aventuras. O tal vez sí exista, pero sea top secret.
En todo caso, viajar en el avión del presidente de EE.UU. debe ser toda una experiencia, ¿no te parece? Y ahora lee las increíbles características de «la bestia», el coche-tanque de Obama.