El mar. Ese elemento que inspira pasión y temor a partes iguales. Un espacio que sólo los más valientes se han atrevido a adentrarse en él, ya fuera por necesidad o por el deseo de descubrir que había más allá del horizonte. Los marineros y pescadores que han dedicado su vida al mar, quizás conscientes de las amenazas que ocultaba y suponía, recopilaron una serie de creencias y supersticiones, que pudieran aportarles buena fortuna al embarcarse. Las sirenas de los barcos tienen precisamente esta función.
¿Por qué se había sirenas en los barcos como figura de proa? ¿Es que daban buena suerte?
La sirena es una criatura mitológica presente en muchas culturas. Desde los tiempos de los babilónicos, en que tenían la forma de Oannes, el dios pez, el concepto de una mujer mitad humana mitad pez ha atraído a los marineros, quienes solían pensar que este irresistible deseo era precisamente el que provocaba muchos de los accidentes en alta mar. Por otra parte, a veces esa atracción podía desembocar en amores verdaderos que terminaban en matrimonios.
Si bien algunas creencias asociaban la presencia de las sirenas con un buen augurio, otras, como las británicas, la relacionaban con naufragios y accidentes marítimos. Así, la balada de Sir Patrick Spens -en algunas de sus versiones- presenta a una sirena que se dirige a los barcos condenados, diciéndoles que nunca regresarán a tierra, aunque estén cerca de la orilla.
Otras supersticiones decían que las sirenas era un signo de la llegada del mal tiempo, por el cual muchos marineros perdían la vida. Estos, tal y como hemos oído, decían que eran las sirenas quienes los distraían y seducían, dirigiéndolos a la desgracia para luego devorarlos. Quizás una forma de justificar la aleatoriedad de las muertes accidentales en el mar, ya fuera por errores humanos o las condiciones climáticas.
Seguramente has oído hablar de la superstición que aseguraba que la presencia de una mujer en un barco traía mala suerte, de hecho, de haber una a bordo e iniciarse el mal tiempo, muchos capitanes decidían lanzar al océano a las pobres infelices a quienes culpaban de la ira de los dioses. Te sorprenderá saber que, en cambio, se decía que las féminas desnudas calmaban el mar. Aquí está la clave de la presencia de sirenas en la decoración de los navíos.
¿Por qué una sirena, la figura de esta, podría traer buena suerte a una embarcación? Por el desnudo. Como te decíamos, una mujer desnuda sí se consideraba que calmaba los mares, pues se suponía que la visión de unos pechos descubiertos los amedrentarían y les provocarían cierta timidez, que se traduciría en unas aguas calmadas. No obstante, no podían permitirse a una fémina inocente mostrando sus atributos como figura de proa. Por eso, una sirena, una criatura mitológica que además se hallaría en su elemento, les parecía una elección perfecta.
Aunque esta superstición ya no tiene cabida, son muchos los marineros que todavía utilizan las sirenas en los barcos, concretamente como figuras de proa hoy, como un guiño a la tradición.
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