El funcionamiento de la sociedad egipcia era asombrosamente avanzado. Hemos podido ver en el artículo La consideración que recibían las mujeres en el Antiguo Egipto lo igualitario de sus leyes. El funcionamiento de la sanidad egipcia era increíble y todavía más si pensamos en los siglos posteriores en que los médicos europeos y la sanidad eran, en general, un absoluto desastre. Entre otras maravillas, el sistema sanitario del Antiguo Egipto era GRATUITO PARA TODOS.
El sistema sanitario del Antiguo Egipto. GRATUITO PARA TODOS
En el Antiguo Egipto, los médicos se formaban en las llamadas «casas de la vida» que pertenecían a los templos. Desde estos templos se cuidaba de la salud de los ciudadanos Egipcios de aquella época. Eran como los centros de atención primaria y hospitales actuales. Esta vinculación de la sanidad a los templos es una evidencia de lo que la salud y la enfermedad significaba para la sociedad egipcia. Para ellos la enfermedad suponía que el cuerpo de la persona había sido de alguna manera afectado por poderes sobrenaturales. Podía ser por algún tipo de encantamiento, por algún difunto que hubiera fallecido con alguna cuita en contra del enfermo o simplemente porque un dios se hubiera enfadado. El médico actuaba a la vez que lo hacía un sacerdote/encantador.
El funcionamiento del sistema sanitario del Antiguo Egipto está recogido en numerosos papiros como el de Edwin Smith, el de Ebers o el de Lahun entre otros. Por ellos hemos podido saber que la medicina era gratuita, todos podían acceder a ella a través de los templos que eran los gestores. Que no hacía distinciones según la clase social del enfermo; era igual para todos. No se circunscribía únicamente a las grandes urbes, sino que en todo Egipto había «casas de la vida» y podías acudir a los templos en busca de ayuda en cualquier momento del día o de la noche. ¿Qué más se puede pedir?
En los templos existían una especie de hospitales para los enfermos. En ellos, por la fuerte unión entre medicina y religión, se aplicaban algunas terapias «mágicas» como las bañeras de agua sagrada en las que se sumergía a los enfermos para ver si curaban por intervención divina. Uno de los indicios que tenemos de lo evolucionada que estaba de la medicina egipcia, a pesar de esa vinculación con la religión, es la escrupulosa higiene que se seguía y la especial vigilancia de las aguas.
La jerarquía y disciplina médica era muy estricta y se piensa que si bien por un lado contribuía al buen funcionamiento del sistema, por otro impedía la experimentación y los avances. Estaba absolutamente prohibido emplear terapias o tratamientos que no fueran los estipulados para cada dolencia. El médico del faraón era el que lo dirigía todo. Lo ayudaban los médicos de palacio y en especial uno que era como un ministro y de él dependían inspectores médicos y profesores de medicina. Por último estaban los médicos de a pié que atendían directamente a los enfermos. Entre estos últimos habían tres tipos; los que no estaban vinculados con la religión y empezaban su carrera como médicos itinerantes, es decir, se desplazaban a casa de los enfermos. Más adelante podían solicitar un puesto en una casa de salud o abrir un consultorio en su propia casa. Los que ejercían únicamente en el templo y su práctica se veía muy afectada por la magia y la religión, y en tercer lugar los «médicos exorcistas» que curaban a base de amuletos y conjuros.
La medicina del Antiguo Egipto era tremendamente avanzada para la época. A pesar de convivir con la religión fue capaz de dar tratamientos muy acertados a un buen número de enfermedades y dolencias. Se cree que el embalsamamiento de las momias ayudó a los médicos egipcios a profundizar en el conocimiento del cuerpo humano.
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