Si has tenido la suerte de ver la secuela de la famosa serie documental de Carl Sagan, Cosmos, es posible que hayas visto una excelente animación de los tardígrados, estos microscópicos seres también conocidos como “osos de agua”.
¿Qué sabes de los tardígrados? Las criaturas que sobrevivirían en el espacio
Los tardígrados fueron descubiertos en el siglo XVIII, y su nombre significa literalmente “de movimiento lento”. El primero en describirlos fue el alemán Johann August Ephraim Goezee, en 1773; también fue el primero en bautizarlos como “ositos de agua”. Los adultos miden 0,5 mm, por lo que pueden ser observados a simple vista y encontrarse varios en una gota de agua (los jóvenes miden 0,05 mm); hay más de 1.000 especies y están clasificados como parartrópodos, es decir, parecidos a los artrópodos, aunque no haya nada más alejado de la figura de un cangrejo, o una langosta.
Su apariencia es la de un ser de otro mundo, y podría serlo, por una de sus características más extraordinarias y de la que no te hablaremos todavía. Antes hay que aseverar que son de este mundo desde hace muchísimo tiempo, al menos 600 millones de años (los dinosaurios aparecieron hace 230 millones de años y los homínidos no pasan de 7). Además, se encuentran en todo el planeta, tanto en ecosistemas acuáticos como en los terrestres. Gustan de lugares sucios, húmedos, llenos de hojarasca o de musgo, pero puedes encontrarlos también al borde de un volcán.
Lo del volcán no es exageración, ya que pueden soportar temperaturas superiores a los 150 grados centígrados, y sobrevivir también a temperaturas cercanas a los -200 grados centígrados.
Y ahora sí, la característica que hace verdaderamente especiales a estos sujetos: los tardígrados son unos de los poquísimos seres vivos que pueden sobrevivir en el espacio, al menos durante unos 10 días. A esta resistencia extraordinaria hay que agregar que pueden resistir 100 veces más radiación espacial que los seres humanos y pasar hasta 10 años en estado de completa deshidratación, lo que los hace viajeros interplanetarios casi perfectos.
Es que además podrían vivir en un planeta con una atmósfera distinta a la nuestra e insoportable para nosotros, pues los tardígrados pueden resistir una presión atmosférica 6.000 veces superior a la nuestra.
Finalicemos con otra característica “espacial”: los tardígrados pueden entrar en “criptobiosis”, una especie de vida suspendida; en condiciones de precariedad extrema pueden reducir su metabolismo hasta un 0,01% de su desempeño habitual.
Por todas las razones antes mencionadas, nada extraño tendría que el primer ser vivo con el que nos topemos en otro planeta del Sistema Solar resulte ser un “osito de agua”, que llegó allí viajando en una de nuestras naves espaciales.
Si te interesó el tema, no puedes perderte ADN en el espacio.