Una experiencia cercana a la muerte no es algo tan raro como pueda parecer, de hecho, se han documentado fenómenos parecidos a lo largo de varias décadas. Uno de los trabajos más notables es sin duda el del doctor Raymond Moody en el libro «Vida después de la vida». Asimismo, y de forma más reciente, podemos encontrar por ejemplo, el estudio del psiquiatra José Miguel Gaona en «Al otro lado del túnel«.
Un tema curioso que siempre nos llena de expectación. Hay quien habla de simples alucinaciones, de experiencias orgánicas producidas por un cerebro al que ya le falta el oxígeno. Sea como sea, lo más asombroso son sin duda las coincidencias, el hecho de que todas las personas que han pasado por un ECM (experiencia cercana a la muerte) describen las mismas cosas, las mismas sensaciones y los mismos hechos.
Hoy, en nuestro espacio queremos hablarte de un caso muy concreto, el Vera, una mujer que con solo 6 años vivió una tragedia que la llevó a ese umbral misterioso suspendido en la frontera entre nuestro mundo y el más allá. Encontrarás el caso de esa niña de la Unión Soviética en varios artículos como el publicado en Mail One.
«Había otros a los que no podía ver». El testimonio de una niña en una experiencia cercana a la muerte
El caso de Vera (no conocemos su apellido) llamó mucho la atención desde que ella misma habló de su experiencia a raíz de un estudio llevado a cabo en la red. Tenía poco más de 6 años cuando una noche, durmiendo junto a su madre en un pequeño y frío piso de Moscú en la época soviética, «fallecieron».
Así fue al menos durante unos 15 minutos, y todo debido a un envenenamiento por monóxido de carbono a causa de un calentador de agua en mal estado. Vera notaba como su cuerpo se adormecía y cómo se le aceleraba el corazón para después, detenerse.
Al principio experimentó dolor, era como si tuviera cientos de abejas en la cabeza y lucharan por salir, pero luego, llegó la calma. En todo momento tuvo conciencia de que ella y su madre estaban muriendo y de que no podían gritar, que nadie podía ayudarlas. No obstante, en el momento en que decidió «dejar de luchar» quedó embargada por una grata sensación de bienestar… Y libertad.
Lo siguiente que sucedió fue mágico. Apareció un «plasma de colores»- según ella misma-, una nube luminosa e incandescente que se deformaba a cada instante, sutil, embriagadora, relajante…. Eran nubes que se deshacían y que luego cogían forma de espiral, de galaxia maravillosa. Lo disfrutó mucho, y aún ahora lo recuerda emocionada. Fue entonces cuando sintió algo muy particular.
Se elevaba. Fue como si se llenara de aire y ascendiera propulsada por esa energía que la separaba de su cuerpo, con delicadeza pero con determinación a la vez. Sabía que «estaba muerta» pero sin embargo, se sentía contenta y con una sensación de equilibrio interior desconocido para ella, para una niña de solo 6 años que estaba perdiendo la vida junto a su madre.
Mientras estaba suspendida en esa dimensión, fue consciente de algo más: de que a su alrededor «había alguien más». No los veía, pero sabía que allí estaban familiares suyos a los que no conocía pero que sabía eran de su linaje. Además, percibía que había más presencias, presencias que no eran familiares pero que le daban paz también, no le producían miedo.
Vera estuvo clínicamente muerta 15 minutos. Su padre las descubrió y los servicios de emergencia no tardaron en llegar. Su madre fue reanimada poco tiempo, pero los médicos dieron por muerta a la pequeña. No obstante, fue su padre quien desesperado, no dejó de llamarla una y otra vez por su nombre: «Vera, Vera, Vera….» Hasta que al final, los médicos lo intentaron una vez más y la niña volvió a la vida.
No era el momento aún de formar parte del otro lado…
Una historia con final feliz, que ha supuesto para esta mujer dejar de tener miedo a la muerte. Increíble, no hay duda. Así que ahora dinos… ¿has experimentado una experiencia cercana a la muerte parecida? Si te ha gustado este artículo descubre también las psicofonías, las voces del Más Allá.