La llamaron «princesa siberiana» y «la mujer chamán». A día de hoy esta mujer que vivió hace más de 2.500 años en Altair (Rusia), es aún un enigma del que van desgranándose interesantes datos a cuenta gotas, no obstante, lo que nos muestra a simple vista y lo que nos reveló una resonancia magnética, ya nos cuenta una interesante parte de su vida.
Nuestra dama fue inhumada en 1993 de su cámara funeraria bajo el permafrost en la Alta Meseta de Ukok, momento en que los científicos no pudieron evitar fijarse en sus increíbles tatuajes. Te interesará saber también que en su tumba, tenía además otros interesantes objetos: ropa, maquillajes y una pequeña provisión de cannabis… ¿Intrigado/a? Te invitamos a saber más.
Ukok, la princesa tatuada que tomaba cannabis
Tenía 25 años cuando murió. Su cuerpo presenta diferentes fracturas, lo cual puede sugerir que falleció de una caída traumática. No obstante, hay un dato bastante revelador que obtuvieron los científicos mediante una resonancia magnética: nuestra joven padecía cáncer de mama, un cáncer muy avanzado que debió iniciarse cuando tenía 20 años y que se desarrolló gravemente a lo largo de 5 años causándole, seguramente, muchos dolores.
De ahí el cannabis. La prueba que le realizaron en Novosibirsk al cuerpo de nuestra desconocida, decía además otras cosas igual de interesantes: era célibe. Una mujer virgen que debió sufrir en su infancia una osteomielitis a raíz de alguna caída, la cual, le había producido una infección en los huesos y en la médula ósea. Parece que el dolor acompañó a esta joven siberiana a lo largo de toda su vida, pero sin lugar a dudas lo más grave fue ese tumor instalado en su mama derecha, la cual ya presentaba una grave metástasis en los ganglios linfáticos y en la médula espinal.
Los científicos se aventuran a deducir que la caída pudo deberse a su estado tan debilitado, la cual, si no le provocó la muerte en el acto debió obligarla a permanecer en cama hasta que finalmente el propio cáncer le quitó la vida. A pesar de no tenerlo claro del todo, los expertos valoran este hallazgo por comprobar el uso que hacían del cannabis como necesitado analgésico para este tipo de dolencias graves, lo cual, no nos diferencia demasiado de nuestra actualidad. Pero ¿y los tatuajes? ¿Y esos fascinantes dibujos que recorren sus brazos, hombros, espalda y pies?
Dada la riqueza ornamental del sarcófago donde se encontraba, muchos se aventuran a deducir que o bien era una princesa o alguna líder espiritual. Los autóctonos de la meseta de Altair, dicen de ella que es la guerrera y bruja Kydym, antepasada de la actual población de Altái, unos datos que encajarían bastante bien con los testimonios arqueológicos e históricos que se disponen de la zona.
Nuestra princesa, o nuestra hechicera, nos muestra casi intacto ese bellísimo tatuaje de su brazo izquierdo donde adivinamos una especie de caballo. Es en realidad un tatuaje que muchos han imitado desde que se descubrió su cuerpo en 1993. La casualidad, y el agua que entró en su sarcófago congelando su cuerpo y sus pertenencias, hizo que se creara la magia, y las condiciones adecuadas para que llegara a nuestro presente, y supiéramos una parte de su historia. Lo que fue en vida, lo que vio y lo que experimento, es algo que nunca podremos saber, sólo imaginar.
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