En Supercurioso nos encantan este tipo de historias. Vamos a presentarte la entrañable vida de Turboroo, un cachorro valiente que, a pesar de su diminuto tamaño y de haber nacido sin las patas delanteras, ha conseguido una nueva oportunidad gracias a su dueña, un brillante ingeniero y una impresora 3D. ¿Te gustaría saber que hicieron por Turboroo estas dos personas?
Cuando las nuevas tecnologías dan solución a nuestras vidas
Así es, este es un claro ejemplo de lo que las nuevas tecnologías y, más concretamente las impresoras 3D pueden hacer por mejorar la calidad de vida de cualquier persona, y de cualquier animal. Por pequeño e indefenso que sea. Porque todos merecemos disfrutar al máximo de nuestra existencia.
Ashley, la dueña de Turboroo nos cuenta su sorpresa al ver por primera vez al que iba a ser su pequeño cachorro. Estaba en el veterinario con otro de sus perros, cuando de pronto vio a una diminuta criatura que su propietario había abandonado porque no lo quería. Porque era extraño y pensó que no viviría demasiado. Era diferente desde luego, muy distinto al resto de la camada de cachorros que había en la jaula. Aquel perrito se movía como si fuera una rana. Con brío, con fuerza… pero sin patas delanteras.
Se enamoró de él de inmediato. Por su fragilidad y por sus increíbles ganas de comerse el mundo aunque fuera saltando como una rana. ¿Qué podía hacer por él? Lo primero era adoptarlo, sin duda. ¿Y lo segundo? Ofrecerle una movilidad un poco más cómoda. Mejorar su calidad de vida. De inmediato le vino una idea, alguna vez había visto en la televisión a esos perros que se desplazaban cómodamente con una especie de carrito delantero o trasero con ruedas, que les permitía ir a donde quisieran. Ella misma constuyó un carrito para Turboroo pero el resultado no fue muy «profesional».
Su segundo intento de darle una buena solución al problema de Turboroo fue a través de una página donde Ashley conoció a Marck, un ingeniero que tenía la clave para ayudar a su nervioso cachorro.
Según la misma Ashley explica, “Empezamos a hablar por Facebook, y él me comento de inmediato que lo que debían hacer era carrito para Turbo. Nunca pensé que se lo tomara tan enserio, porque después de dos días, y sin haberme pedido las medidas de TurboRoo, me envió un mensaje diciendo: Tengo un carrito para usted».
Para diseñar y fabricar este original carrito lo que hizo Mark es utilizar las famosas impresoras 3D. Había hecho varias versiones diferentes de un carrito, aprovechando ante todo que él era presidente de una compañía llamada: “3DYN”. Toda una casualidad.
Y lo realmente fantástico de este original carrito es que puede adaptarse perfectamente al crecimiento del propio Turboroo. Es perfecto para él. Le ha dado vida… y patas. Dos patas en forma de ruedas que le dan la oportunidad de explorar el mundo como cualquier cachorro. Y más aún… Un turbocachorro con dos ángeles de la guarda que han salvado su vida.
¿Qué te parece la curiosa historia de Turboroo? Debemos ayudar a los animales para agradecerles todo lo que nos dan. Comparte esta historia con tus familiares y amigos.