Durante siglos los seres humanos creyeron firmemente en la existencia de las brujas y otros seres fantásticos a los que acusaban de muchas de sus desgracias. También se sentían atemorizados por espíritus malignos, demonios y seres de ultratumba que podían vengarse de afrentas pasadas. Las supersticiones sobre todos ellos llevaron a la creación de amuletos y de rituales para librarse de sus acciones y, en ocasiones, también dejaron su huella en la arquitectura. En Supercurioso os hablamos de las «Puertas del diablo» que pueden verse en muchas iglesias medievales y en esta ocasión queremos acercarnos a las «ventanas de las brujas» y la superstición popular en la arquitectura.
Las «ventanas de las brujas»
Las creencias en brujas no fue patrimonio únicamente del viejo continente. Hasta América llegaron las supersticiones y falsas creencias como lo demuestra el caso de las Brujas de Salem.
En Vermont, un estado de los EE.UU. situado al norte del país, caló profuindamente la creencia en la existencia de las seguidoras de Satán y aún hoy en día es posible ver en su arquitectura el rastro que el temor dejó. Si viajáis por la zona podréis observar en numerosas casas antiguas (y en algunas modernas que lo reproducen por tradición) unas ventanas de guillotina situadas a la altura del segundo piso y que están colocadas en diagonal en la pared del final del hastial o piñón de las casas. Estas ventanas pueden verse inclinadas cuarenta y cinco grados y con el borde más largo colocado paralelamente a la inclinación del techo.
El motivo de este hecho excepcional era la creencia de que las brujas, en sus vuelos nocturnos en escoba, no podían penetrar por las ventanas colocadas diagonalmente. Empezaron a colocarse a principios de 1800 y no existe una explicación clara para las «ventanas de las brujas», exceptuando la superstición. Se ha dicho que podían ser así para sacar los ataúdes por ellas, pero estando situadas en un segundo piso no parece una explicación plausible y si se trataba de aprovechar ese espacio, es raro que tantas casas fueran dotadas de «ventanas de las brujas».
Existen muchas otras curiosidades arquitectónicas ligadas a la superstición:
- La inexistencia de la planta 13 en algunos edificios de determinadas culturas que tienen muy arraigada esta superstición.
- En Puerto Rico se construían antiguamente las casas elevadas casi un metro del suelo para que no fueran alcanzadas por el «sereno», un espíritu que volaba a ras de suelo y que se llevaba a los niños.
- En Escandinavia se colocaba una rama de pino en lo alto de la casa al acabar la construcción. Como las casas eran de madera y los nórdicos creían que los espíritus habitaban en lo alto de los árboles, ponían una rama de pino para pedirles perdón por haberles quitado la madera para hacer su casa.
- En la arquitectura musulmana, ligado a la obediencia al Corán más que a la superstición, no encontrarás elementos de adorno en las fachadas o decoraciones interiores que representes seres animados. Los motivos serán únicamente florales o geométricos.
La importancia de la superstición ligada a la arquitectura alcanza también al refranero español, en el que encontramos un dicho que relaciona la finalización de la obra con la desgracia: «La casa compuesta, la muerte a la puerta».
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