Es conocida la gran máxima de la Teoría de la Relatividad planteada por Albert Einstein y configurada junto a su gran amigo Kurt Gödel de «El tiempo es relativo». ¿Cómo entender, pues, esa relatividad? Eso es un tema con infinitas aristas, aun extrayendo los cúmulos teóricos resulta siendo difícil de comprender. Al ver películas como Interstellar en donde se plantea que un pequeño segmento de tiempo en el espacio representa varios años en la Tierra, nuestra percepción se ve desafiada. Pues bien, en esta ocasión, aquí en Supercurioso, trataremos una de estas paradojas temporales (Tal vez te interese nuestro artículo sobre La Paradoja del Tiempo), sólo que esta ocurrió dentro de la atmósfera terrestre. Que la tripulación inicie el abordaje del Vuelo 502. ¡Despegamos!
El vuelo 502 y el misterio de su viaje en el tiempo
1. El Vuelo 502: Prepárense a despegar
A menudo suele decirse que pocas personas han podido ver fenómenos tan extraños y singulares como los pilotos. El misterio que encierran los cielos, con sus fenómenos atmosféricos son sin duda asombrosos. Ahora bien, si buscamos por ejemplo testimonios directos de los avistamientos de OVNIS, son también los comandantes y los copilotos de vuelo quienes suelen traernos las historias más interesantes, a la vez que más respetadas.
Otros fenómenos dignos de estudio y de formar parte de nuestro espacio para supercuriosos, son también los de «tiempo perdido» y por qué no decirlo, esos supuestos portales que tal vez existan en nuestro planeta capaces de hacer «pliegues», cual stand de Jojo’s Bizarre Adventure, de ofrecernos un tiempo extra o de quitárnoslo sin que podamos ofrecer una explicación.
Evidentemente, los más escépticos (en el sentido trivial del término) como yo se rehusarán a creer hipótesis de viajes en el tiempo y rincones anómalos en el planeta, a menos que se trate de un artículo de la SCP Foundation; sin embargo, cuando los testimonios son tan verosímiles, las pruebas no son concluyentes y el abismo de la duda se hace latente frente a nuestros ojos, casos como el del vuelo 502 hacen que un escalofrío cruce nuestro torrente nervioso hasta que hace sacudir a la razón. El caso en particular que aquí trataremos, quizá uno de los más conocidos, aconteció un 31 de enero de 1978, en los cielos de Euskadi, España. No será preciso ir tan lejos para conocer esta misteriosa anécdota, la cual, después de cuarenta años sigue sin solución.
2. Se presentan turbulencias
Iremos a finales de los 70, en España. Estamos terminando enero y el comandante Carlos García Bermudez llevaba el vuelo 502, el cual era, hasta el momento, un vuelo de lo más normal. Aquel día cubría el trayecto Manises (Valencia) – Sondika (Bilbao), para la compañía Aviaco (Aviación y Comercio) y nada parecía salirse de lo habitual.
Ahora bien, cuando ya estaban a punto de sobrevolar territorio bilbaíno para iniciar las maniobras de aterrizaje, ante el avión apareció un denso muro de nubes, una compleja aglomeración tan singular que le obligó a pedir ayuda a la torre de control. Fue entonces cuando le indicaron la conveniencia de descender 1.200 pies y de variar el plan de vuelo y aterrizar en Santander, en vista de que las condiciones meteorológicas eran más aceptables en aquella zona. El comandante se dispuso pues a variar la ruta dando un último y fugaz vistazo a ese cúmulo poderoso y singular de nubes, tenían el color del oro tibio del amanecer y variaban de forma casi a cada segundo. En toda su carrera como piloto nunca había visto algo semejante.
Descendieron los 1.200 pies establecidos sin tener ninguna visión de dónde se encontraban, iban en vuelo instrumental y toda la tripulación de cabina y el pasaje, no podía dejar de asombrarse ante lo que iba aconteciendo a su alrededor. El avión estaba casi rodeado por nubes lenticulares, las cuales suelen relacionarse con turbulencias, con un brillo tan cegador que tanto el piloto como el copiloto eran incapaces de ver nada aún llevando sus gafas protectoras.
La manifestación de lo extraño no tardó entonces en descorrer el velo para hacer acto de presencia del modo más clásico: todos los mandos se se bloquearon, las brújulas dejaron de funcionar, la comunicación por radio ya no funcionaba y los pilotos, obviamente se temieron lo peor. Lo más inquietante y que más tarde describió el propio comandante Bermúdez es que el contador de millas empezó a ir hacia atrás. Así pasaron 7 minutos, en el caos y la incomprensión más absoluta.
3. Perdido en el tiempo
Pasado ese tiempo, la nube desapareció y volvieron a tener el control del avión y disponer de comunicación con la torre de control. Respiraron con alivio. El vuelo 502 aterrizó en Santander con normalidad, sin embargo, algo extraño había ocurrido. Ellos fueron conscientes de que habían pasado 7 minutos en el interior de aquella nube, sin embargo, la torre de control no pudo contactar con ellos a lo largo de 24 minutos, es decir, perdieron un fragmento de tiempo que a día de hoy no tiene explicación.
La anomalía se hizo presente desde que aquellas nubes se posaron frente al vuelo 502 de la Compañía Aviaco, de hecho el trayecto no representaba más de 15 minutos y desde el inicio del suceso hasta el aterrizaje del avión en Santander fueron marcados 32 minutos, no hay que ser genio para descifrar que se trató de más del doble de la duración en un corto trayecto. Los pilotos y los pasajeros perdieron un pequeño fragmento de tiempo sin que supieran cómo.
¿Encontraron tal vez un inesperado portal en esas nubes? A día de hoy, el expediente aún sigue abierto. Se investigó el propio avión y se pidió asesoramiento a expertos en fenómenos atmosféricos, pero a cada teoría que se suscitaba, no tardaba en refutarse y desecharse. En muchos casos tendremos que seguir el apotegma de Los Expedientes secretos X: «I want to believe».
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