Pocos animales extintos nos llaman tanto la atención como los mamuts. Imponentes criaturas de la edad del Hielo que habitan ahora en nuestro museos de historia natural, hablándonos de un pasado que sigue impresionándonos. Pero, ¿qué pensarías si un buen día pudieras volver a ver un ejemplar por las praderas o los bosques? Ian Wilmut, padre de la oveja Dolly, nos dice que es posible. Pero eso sí, dentro de 50 años.
Una especie extinta por el clima y por el hombre
A diferencia de lo que piensa la mayoría de gente, los mamuts no descienden de los elefantes. Digamos que son primos cercanos, y más aún, llegaron a convivir juntos. La razón por la que estos espectaculares animales dejaron de existir se debe básicamente al aumento de las temperaturas. Eran tan altas que poco a poco, acabaron con sus hábitats naturales: las praderas.
Se adaptaron a la Edad de Hielo, eso sí, pero cuando entraron en contacto con nosotros, los humanos y sus cacerías intensivas, terminamos con los pocos ejemplares que quedaban. Una verdadera tragedia, que, de algún modo, estamos repitiendo con sus primos los elefantes.
Un precioso ejemplar que conservamos hoy en día y que nos recuerda a esa magnífica era de los mamuts, es Lyuba. Viene desde la gélida Siberia, y se trata de una cría de mamut preservada en los hielos de la tundra durante 42.000 años. Mide unos 85 centímetros de alto y 130 centímetros de largo y está tan bien conservada que los científicos no dejan de ilusionarse con la idea de obtener material genético de ella.
Fue descubierta en el 2007 por un cuidador de renos, y aunque hasta hace poco se encontraba en un museo de Rusia, recientemente ha viajado al Museo de historia natural de Londres para ser expuesto… y estudiado. Es precisamente el famoso genetista Ian Wilmut quien a abierto la posibilidad de traer de nuevo la especie. ¿Cómo? recuperando el núcleo de las células del mamut del tejido congelado, para después, ponerlo en una hembra de elefante e incubarlo durante 22 meses.
Otros genetistas como Adrian Lister nos explican que tal vez sea aún un poco pronto para hablar de la clonación de un mamut, ya que el material genético que se ha encontrado en la preciosa Lyuba, está muy fragmentado y no está organizado en células. Pero eso sí, está aportando grandes informaciones sobre el modo de vida de los mamuts y cómo se iban adaptando a diferentes hábitats. La idea de conseguir devolver a nuestro presente a estas criaturas es aún temprana, pero no se puede descartar. Es una posibilidad que muchos datan para dentro de unos 50 años.
Pero la verdadera sorpresa viene por parte de los japoneses, en especial del doctor Akira Iritani de la Universidad de Kioto. Hace poco anunciaron que sus investigaciones para para la clonar un mamut están ya muy avanzados en sus laboratorios en Japón. Según ellos, es posible que en 2016 nazca la primera cría de mamut de una elefanta africana. ¿Puede ser verdad? Lo desconocemos. El resto de la comunidad científica no confía demasiado en ello, y es más, muchos se preguntan para qué clonar un mamut si su hábitat natural ya no existe, y que eran criaturas muy sociales que solo vivían en manadas. Jamás se sentirían integrados, jamás serían felices… no serían más que un extraño animal creado en un laboratorio por capricho del hombre.
O quién sabe, si se logra, podría abrir las puertas a clonar muchos más ejemplares, los suficientes para dar una nueva oportunidad biológica a los mamuts. ¿Estamos yendo demasiado lejos?