Entre los pemón, los ocupantes ancestrales de la Gran Sabana, se acostumbraba amenazar a los niños que lloraban mucho o se portaban mal con dejarlos fuera de la casa para que se los llevaran los zorros, y de hecho uno de sus ciclos mitológicos arranca con una situación así. También es probable que alguna vez hayas sido testigo de una situación como ésta: un niño gimoteando en el pasillo de un edificio, pidiendo que le abran, que ya se calmó o, en casos más extremos, otro menor a orillas de una carretera, y un automóvil con el resto de la familia diez metros más adelante.
Claro, nada de esto se compara con el caso de Yamato, el niño japonés perdido que fue noticia la última semana de mayo de 2016.
Yamato, el curioso caso del niño perdido en Japón
Yamato Tanooka, un niño de siete años de edad, estuvo perdido en un bosque de Hokkaido, Japón, durante seis días. La historia comenzó cuando los padres lo dejaron solo en una senda, para castigarlo porque estaba lanzando piedras y por no obedecer. Cuando volvieron a buscarlo el niño había desaparecido, y desde ese momento comenzó una búsqueda que no concluyó del todo con la aparición del niño seis días después, afortunadamente vivo y en buenas condiciones.
En los bosques de esta isla del archipiélago nipón hay osos pardo que pueden alcanzar los dos metros de altura, pero que usualmente se alejan cuando sienten la presencia de humanos; por otra parte el bosque, de robles y abedules, es muy denso bajo los árboles, el suelo está cubierto por una especie de hierba similar al bambú, llamada sasa, que obliga a los excursionistas a moverse a través de senderos.
Yamato se extravió, pero no se salió de los senderos que providencialmente lo llevaron a una antigua base militar y a una cabaña abandonada, donde consiguió agua corriente –que en Japón es potable, se puede beber– y un colchón donde dormir. Fue afortunado, ya que en esta época del año las temperaturas en esta zona pueden bajar a 7 grados durante la noche y el niño sólo llevaba puesto un jean y una franela.
Aunque estuvo seis días sin comer el niño no presentó problemas y sólo sufrió una leve hipotermia; fue devuelto a unos padres sumamente arrepentidos y convertidos en el centro de un debate nacional en torno a los castigos y el abuso infantil.
En una rueda de prensa el padre de Yamato declaró: “He vertido todo mi amor en mi hijo pero, de ahora en adelante, sólo quiero estar con él”.
Al principio la opinión pública condenaba unánimemente al padre, sobre todo al saber que ese mismo día ya habían castigado al niño bajándolo del vehículo; pero después las condenas se han ido matizando y hasta ha habida algunas figuras destacadas en Japón que han justificado la acción del padre, como el crítico literario Yumi Toyozaki, que tuiteó:
«Yo era un chico inquieto, revoltoso y malgeniado, así que simpatizo mucho con el padre que abandonó a su hijo en el bosque para imponer un poco de orden y disciplinarlo. Espero que la gente deje de condenarlo».
La aventura de Yamato ha servido para poner en primer plano el tema de la educación de los niños, del castigo como herramienta pedagógica y de los límites entre la disciplina y el abuso infantil. En países con legislaciones más fuertes en torno a la infancia los problemas para los padres de Yamato apenas estarían comenzando. ¿Qué opinas tú sobre los castigos infantiles? ¿Te sucedió alguna vez?
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