¿Has escuchado hablar del síndrome de Estocolmo? Se trata de un extraño fenómeno psiquiátrico en el que la víctima de un secuestro termina enamorada de su victimario. ¿Te parece extraño? Pues es mucho más común de lo que parece, y en la vida ha habido más de un caso emblemático de este síndrome. El de Patricia Hearst, quien fue secuestrada durante su juventud, quizá fue uno de los casos más conocidos de esta enfermedad, y por eso en Supercurioso hemos querido contarte un poco respecto a este caso. Si sientes la curiosidad de descubrirlo, te recomendamos que no dejes de leer este artículo.
El escandaloso secuestro de Patricia Hearst
1. ¿Quién era Patricia Hearst?
Corría el año 1974 cuando Patricia, también conocida como Patty Hearst, contaba con apenas 19 años de edad. Una mujer joven cuyo futuro resultaba todavía incierto, a pesar de provenir de una familia acaudalada. Fue por esta última razón, de hecho, que el 4 de febrero de ese mismo año Patricia fue secuestrada por un un grupo de la izquierda radical, denominado Ejército Simbiótico de Liberación. Tan pronto como se supo la noticia de su secuestro, los medios saltaron al acecho. No obstante, la familia de Hearst intentó llevar la situación con la mayor discreción posible: la vida de su hija estaba en juego.
Tras largas negociaciones, la familia Hearst acordó entregar 6 millones de dólares a distintas organizaciones de caridad destinadas a ayudar a los pobres, con la esperanza, claro está, de recuperar a la joven Patricia. No obstante, la familia de Patricia pasaría más de un año sin volver a ver a su hija, y no porque los secuestradores no hubiesen conseguido lo que se proponían, sino porque ella misma había decidido unirse al Ejército Simbiótico de Liberación.
2. El secuestro y posterior arresto de Patricia Hearst
Patricia Hearst fue arrestada en septiembre del 1975, tras pasar más de un año como prófuga de la justicia. Para entonces, ya no respondía al nombre de Patricia, sino de Tania, nombre que se había dado a sí misma dentro de la agrupación en honor a la guerrillera argentina Tamara Bunke. Durante ese año, Patricia había sido buscada por la justicia, primero como una víctima, luego como delincuente, pues en más de una ocasión se le había visto portando un rifle y actuando de la mano con los mismos que la habían secuestrado y torturado de la manera más ruin. Para entonces, su caso no era del todo conocido, pero después de su arresto el nombre de Patricia Hearst no podría pasarse por alto.
De hecho, el caso de Patricia se volvió controversial de inmediato, no solo en el vuelo y revuelo de la opinión pública, sino también en el área médica y, específicamente, psiquiátrica, pues su caso no se podía explicarse como un síndrome de Estocolmo extremo. Sin lugar a dudas, la vida de Patty Hearst había cambiado por completo.
3. La metamorfosis de Patricia
El 20 de marzo de 1976, más de dos años después de su secuestro, y varios meses después de su encarcelamiento, comenzó el juicio de Patricia Hearst. La familia esperaba la absolución de la joven, pero el Estado tenía muchas pruebas de los diversos delitos en los que Patty había participado, y luchaban para que no quedara impune. El juicio fue, en resumen, una lucha de argumentos fenomenales, que solo se detuvo bajo las palabras de la propia víctima y, a su vez, victimaria. El rol de Patricia durante el juicio era doble, y aunque se la trataba directamente como acusada, muchas fueron las ocasiones en las que se la vio puramente como la víctima.
Después de todo, los actos de Patricia, aunque insensatos, pudieron haberse desatado por razones mayores, argumentaba su abogado. Y, en efecto, esto fue lo que pensó el público tras oír su declaración. Patricia no ahorró detalles acerca de cómo aquel 4 de febrero había sido llevada contra su voluntad, con los ojos vendados, y luego encerrada en un cuarto en el que fue violada en repetidas ocasiones por quienes luego se convertirían en su colegas de hazañas.
Probablemente fue en algún punto entre los distintos maltratos a los que fue sometida que Hearst terminó por enamorarse locamente de sus raptores. Y es que a Patricia le ocurrió algo bastante extraño, pero que parece ser más recurrente de lo que pensamos, y es que desde su rol de víctima ella sintió compasión y hasta empatía por sus victimarios, lo cual la hizo cambiar bruscamente de bando. Por eso mismo no volvió a su hogar después de que sus padres pagaran el dinero que les habían solicitado.
Tras su declaración, por supuesto, la controversia ardió más que nunca. Muchos, en las afueras de los tribunales, clamaban por su perdón, mientras que desde la bancada opuesta solicitaban enfáticamente su encarcelamiento. Solo los segundos obtuvieron lo que deseaban, pues Patricia Hearst fue condenada a varios años de prisión, principalmente por el delito de robo de banco, el cual era duramente condenado.
3. ¿Qué nos cuenta su caso sobre el síndrome de Estocolmo?
Este curioso síndrome se caracteriza por el establecimiento de una relación afectivo-dependiente entre la víctima de un secuestro o de una violación con su victimario. Sin duda, se trata de algo completamente extraño a priori, en el sentido de que no es una reacción «normal». Sin embargo, según las estadísticas, el síndrome de Estocolmo tampoco es algo completamente extraordinario, ya que el 27% de las personas secuestradas terminan estableciendo una relación de afinidad con sus victimarios. Es decir, uno de cada 4 secuestrados, en promedio, pasa por este proceso.
No obstante, pocos casos han sido llevados tan al extremo como el caso de Patricia Hearst. Y es que ella, en poco tiempo, pasó de ser una chica normal a defender a toda costa las causas de sus captores, hasta el punto de verse envuelta voluntariamente en numerosos delitos. Patricia fue encerrada en un armario, abusada sexualmente de forma reiterada y aleccionada con teorías marxistas-comunistas.
Según los expertos en la materia, el síndrome de Estocolmo se desarrolla de forma voluntaria sin esta clase de terror psicológico y tortura, por lo que este caso podría considerarse como el más extremo de todos. Por eso el caso de Patricia Hearst se volvió tan emblemático. Fue indultada por Bill Clinton y salió en libertad en febrero de 1979, 5 años después de haber sido secuestrada. Luego se dedicó al mundo del cine y el espectáculo.
¿A ti qué te ha parecido la historia de Patricia Hearst? Sin duda, se trató de uno de los casos más duros de este síndrome. ¿Te parece que fue culpable? ¿Debieron haberla indultado? Déjanos tu opinión en los comentarios, ¡estaremos deseando leerte!