Decimos sarcófagos y enseguida vienen a nuestra mente las fabulosas historias egipcias, en donde grandes desgracias ocurren a quienes abren las tumbas y las profanan. Pero hay otras cosas igualmente interesantes sobre ellos, que queremos contarte aquí.
6 cosas que te encantará saber sobre los sarcófagos
1. ¿Qué quiere decir el nombre?
Un sarcófago es un ataúd especialmente diseñado para “devorar” un cuerpo. Normalmente se necesitan entre 50 y 200 años para que un cadáver se descomponga, pero en la antigua ciudad de Asos, en Turquía, los sarcófagos lo desintegraban completamente en apenas 40 días, lo que hizo que los griegos los llamaran sarko fagos, que se podría traducir como “el que come carne”, y es la base de donde viene la moderna etimología.
¿Qué era lo que promovía esa rápida desintegración de la carne? Estos antiguos sarcófagos eran hechos de piedra andesita, aunque los historiadores no están seguros de que sea exactamente esta piedra la responsable de la descomposición. Hay otros que sugieren que la presencia de aluminio fue lo que permitió que los sarcófagos “se comieran” con tanta prisa la carne.
2. Los egipcios no fueron los únicos
Pese a que la tradición histórica nos enseña que el antiguo Egipto era quien producía más sarcófagos, está probado que los griegos también los construían. De hecho, la piedra calcárea que utilizaban provenía de las canteras de Asos; Eratóstenes es quien primero sugiere aquella explicación (la de que es la piedra la responsable de la rápida descomposición) y Plinio el Viejo la recoge y la inmortaliza en sus obras.
3. ¿Para qué servían?
Obviamente, para indicar la permanencia y la importancia de quien moría y era depositado en uno. Por eso los encontramos en las pirámides, en mausoleos, criptas a la vista o en templos, y eran ricamente labrados y tallados, o adornados profusamente.
Muchos representaban la efigie del muerto, y también sus ideales, sueños y preferencias en vida.
Se han encontrado alrededor de 900 retratos de momias, pues era costumbre realizar ese tipo de cuadros sobre tablas de madera y pegarlas en los sarcófagos, allí donde estaría la cabeza. Muchos de estos retratos eran de un naturalismo impresionante, y sirvieron en numerosas ocasiones para identificar a los muertos.
4. En Egipto, ¿cuál era su significado?
En esta antigua cultura, el uso de los sarcófagos estaba relacionado con la idea de la vida eterna, y por eso embalsamaban y momificaban los cadáveres. Eran depositados cuidadosamente en pirámides o mastabas, o en otros tipos de edificaciones funerarias.
Los materiales eran muy variados: madera policromada, piedra, oro o plata, como el de Tutankamon, por ejemplo, que estaba hecho en cuarcita. En él había tres ataúdes, además de la momia, y ésta tenía una máscara funeraria hecha en oro y piedras preciosas.
5. ¿Qué otros materiales se utilizaron?
Además de los hechos con piedra andesita, cuya antigüedad puede datarse en el siglo V a.C., se han descubierto otros en Etruria –en el centro de Italia– elaborados en terracota, hacia el siglo VI a.C.
Los romanos usaron también el yeso.
6. ¿Para quiénes eran?
En el antiguo Egipto estaban destinados a la realeza y a altos dignatarios, costumbre seguida por casi todos los pueblos que los usaban. En la Edad Media fue muy común representar a los reyes como si durmiesen plácidamente, y ataviados con ropajes exquisitos.
En el Renacimiento, los personajes religiosos y laicos más importantes (papas y reyes) eran tallados junto a animales como leones o perros, quienes reposaban a sus pies.
Claro que estaban destinados a servir de ataúd a las personas más ricas e influyentes; al pueblo llano, a la sociedad normal, estaba destinado el camposanto o cementerio, con féretros o cajones de madera simplemente enterrados.
Han caído en desuso los sarcófagos, y la costumbre actual en muchos países es elevar mausoleos particulares en los cementerios, para indicar también la importancia del muerto que allí reposa.
Sin duda, los sarcófagos querían significar la magnificencia de los monarcas, y dejar constancia de sus restos en materiales imperecederos, como la piedra.
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