De una manera muy literal, un hombre ha decidido buscar la respuesta a las preguntas que toda la humanidad se ha hecho desde tiempos inmemorables: ¿Cuál es el sentido de la vida y a dónde vamos?
El hombre que ha añadido una brújula a su cuerpo para tener un 6º sentido
A sus 51 años, Scott Cohen se ha autoproclamado un cyborg, una criatura compuesta por partes cibernéticas y orgánicas, parte máquina y parte humano, pues en su búsqueda filosófica decidió someterse a una cirugía para adquirir una habilidad única.
Junto a Liviu Babitz, el fundador de una compañía llamada Cyborg Nest que se dedica a crear dispositivos que puedan ser añadidos al organismo humano con el fin de mejorar las habilidades de las personas, Cohen insertó una brújula a su pecho que le permite percibir la ubicación del norte en cualquier lugar, aunque desconozca toda referencia geográfica y sin necesidad de consultar con ningún dispositivo electrónico.
El aparato consiste en dos pequeñas barras de titanio que anclan una brújula con un timbre debajo de la clavícula de Cohen. El dispositivo está cubierto de silicona y mide aproximadamente 5 centímetros. Además, no necesita conexión de WiFi alguna ni pilas de ningún tipo para funcionar.
Cohen explica que no se trata de una herramienta, sino de un sentido adicional a los cinco que poseen el resto de los seres humanos. A su parecer, la biología evolutiva nos dio los sentidos, «pero ya no los usamos con su propósito original».
En este punto reflexiona que el sentido del gusto ya no es usado para advertir sobre la presencia de sustancias venenosas en los frutos, ni la vista para alertarnos sobre la presencia de peligro, sino para ver televisión. Es decir, en su opinión, hemos perdido contacto con el verdadero propósito de nuestro cuerpo.
«Caminamos en el planeta rodeados de una cantidad de cosas que no registramos, no vemos luces infrarrojas ni rayos ultravioleta. Con este dispositivo puedo conectarme con cosas que ni sabía que estaban ahí», comenta.
Cohen sintió los cambios rápidamente después de la operación en la que se convirtió en cyborg. Desde entonces, su sentido de orientación lidera sobre los demás en «la jerarquía» de sus recuerdos, según describe.
Pero todo este lío no se trata solamente de saber dónde está el norte, sino de mejorar la conexión entre él mismo y lo que le rodea, «no solo con computadoras o inteligencia artificial», dice.
Cohen y Babitz decidieron poner a la venta este peculiar invento después del éxito del dispositivo en el cuerpo del primero. De manera que por 425 dólares podrías llevar una brújula en el pecho también. ¿Te animarías?
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