Desde la Biblia nos ha llegado el horror y el estigma que suponía padecer la lepra en la antigüedad e incluso hoy en día, en que ha sido prácticamente erradicada, produce temor a la mayoría de las personas. Los afectados por la enfermedad solían ser apartados y vivían en comunidades al margen de la sociedad. En algunos lugares se crearon lazaretos en los que los enfermos vivían con cierta dignidad, pero en otros, a la tragedia de la lepra se unió el infierno de las condiciones a las que se vieron sometidos. Uno de esos lugares terribles fue Sorok, la isla del horror en Corea.
Sorok, la isla del horror
Sorok es una isla en la parte sur de Corea del Sur con hermosísimas playas que fue durante más de 100 años una leprosería. Desde que en 2009 se abrió al público el puente que une la isla al continente, Sorok se ha convertido en un lugar turístico, pero muchas personas aún recuerdan lo que allí se vivió durante décadas.
La función de la isla de Sorok como leprosería empezó a manos de los japoneses que habían invadido Corea en 1910. Estuvo bajo dominio japonés hasta 1945 en que pasó a manos del gobierno coreano, aunque la situación de los internos apenas mejoró.
Desde 1910, hombres u mujeres aquejados de lepra, muchas veces denunciados por sus propios vecinos, eran detenidos y llevados a Sorok. Se suponía que allí recibirían cuidados y algún tipo de tratamiento, pero la isla era en realidad el infierno en la Tierra. Los enfermos eran confinados en pequeñas habitaciones, prácticamente no se los alimentaba y en la mayoría de los casos no recibían ningún tipo de tratamiento.
Los japoneses los utilizaron como conejillos de indias para ver los progresos de la enfermedad. Si llegaban mujeres embarazadas eran obligadas a abortar y en caso de que se autorizase la gestación al poco tiempo los niños eran separados de sus padres y enviados a vivir al continente. La mayoría, sin embargo, fueron esterilizados. Sospechosamente las mesas de los quirófanos tenías correas para sujetar a los enfermos, ¿para qué las necesitaban? ¿No utilizaban anestesia en las operaciones?
Cuando se encontraban en condiciones, eran obligados a trabajar para los japoneses en jornadas interminables y si no cumplían su cometido eran sometidos a terribles palizas y castigos. Se les obligaba a acudir a un santuario japonés que había en la isla y si se negaban, porque eran de otras religiones, eran apaleados. En 1940, llegó a Sorok un gobernador llamado Masato Suhi. Hizo erigir una estatua suya y obligaba a los residentes a inclinarse ante ella todas las mañanas antes de permitirles comer. Sometió a los enfermos a unas condiciones tales que uno de ellos lo asesinó a puñaladas, siendo posteriormente ejecutado.
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Corea recuperó el control de la isla, pero las condiciones no mejoraron excesivamente. Llegó a tener más de 6.000 residentes y el trato que recibían dependía del supervisor de turno, hasta 1991 en que se abolió la ley de segregación de las personas afectadas por la lepra.
Actualmente, muchos de los antiguos pacientes de Sorok están volviendo a la isla. A pesar de haberse curado de la enfermedad, ésta te estigmatiza de por vida y en ella se encuentran como en casa. No padecen el rechazo de sus vecinos, aunque sí el de los turistas que llegan del continente. El gobierno coreano ofrece allí, a los antiguos pacientes, atención médica gratuita y muchas ventajas para que se instalen, por lo que mayoritariamente han regresado a pasar sus últimos días y gozar, finalmente, de las maravillas de la isla.
¿Conocías la existencia de Sorok? ¿Has oído hablar de este tipo de leproserías? Si te ha interesado este artículo, quizá quieras leer el post: