Probablemente hayas visto la película Moulin Rouge y recuerdes sus escenas más impactantes, en que uno de sus personajes muere tras un ataque de tos, provocado por la tuberculosis que padecía. En muchas ocasiones oímos hablar de esta enfermedad cuando se trata de aquella época, pero lo cierto es que, desde la antigüedad hasta nuestros días, la tuberculosis se ha cobrado una gran cantidad de vidas, muchas pertenecientes a grandes artistas. En este artículo descubriremos qué es la tuberculosis y conoceremos las trágicas historias de 4 maravillosos literatos que perecieron a causa de esta afección.
¿Qué es la tuberculosis?
La tuberculosis, también conocida como tisis, es una infección bacteriana contagiosa, que afecta sobre todo a los pulmones, aunque también puede extenderse por otras partes del cuerpo, como el sistema nervioso central, el linfático, el circulatorio, el genitourinario, el aparato digestivo, las articulaciones y los huesos.
Los síntomas que provoca suelen ser tos crónica y sanguinolenta, temperaturas altas, sudores nocturnos y adelgazamiento. Aunque según los órganos que afecte puede tener otras manifestaciones.
El contagio se produce a través del aire cuando el enfermo tose, estornuda o escupe.
Hoy en día, a diferencia de en épocas pretéritas, la tuberculosis se cura completamente si se inicia el tratamiento con antibióticos antes de que se agrave.
Molière / Jean-Baptiste Poquelin (1622-1673)
Se considera el padre de la Comedia Francesa y, aún hoy en día, es el autor que más se interpreta.
Fue un autor crítico con la burguesía, los médicos, los sabios mentirosos y la hipocresía de su época. Esta actitud, mezclada con su ingenio, le dieron muchísima fama, aunque también le costaron la censura de algunas de sus obras. Además, también era un excelente actor.
Entre 1666 y 1667 cogió la tuberculosis y, aunque siguió actuando, su salud era cada vez más delicada.
Interpretando la que sería su última obra, «El enfermo imaginario», sufrió un ataque de hemoptisis. Poco después moría en su domicilio y, a pesar de que el clero intentó que renegase de su oficio de actor, una carrera de baja moral desde el punto de vista eclesiástico, jamás se arrepintió de su proceder.
Tras su muerte surgió la superstición en el mundo teatral de que ir vestido de amarillo atrae a la mala suerte, ya que se dice que Molière padeció el ataque yendo de ese color.
Giacomo Leopardi (1798-1837)
Giacomo Leopardi, conocido autor italiano de poesías, filósofo, filólogo, perteneciente al Romanticismo, igual que Bécquer.
Este autor creció en el seno de una familia monoparental en la que un padre sobreprotector hizo lo que pudo por cuidar al pequeño Giacomo, que creció en una biblioteca rodeado de libros.
Giacomo leía constantemente, casi con compulsión, siempre arrodillado y a cualquier hora. Cuando alcanzó la adolescencia algo ocurrió. De pronto, se percató de que su cuerpo ya no crecía, de forma que sólo llegó a medir 1,40 metros. Además, quedó deformado por dos jorobas situadas en su pecho y en su espalda. Lo que padecía Giacomo era tuberculosis ósea, una enfermedad que le afectaría física -le llegó a provocar ceguera y la muerte- y psicológicamente.
A pesar de la tuberculosis, Giacomo Leopardi murió dejando tras de sí un legado de textos con intensos pensamientos que, por suerte, se conservan hoy en día, permitiéndonos recordar el genio que fue.
Emily Brontë (1818-1848)
Fue una literata de la Gran Bretaña, cuya novela más famosa, un tesoro de la literatura inglesa llevado muchas veces a la pantalla, es «Cumbres Borracosas» (1847).
Emily y sus hermanos fueron enviados a internados tras la muerte de su madre, cuando nuestra protagonista sólo tenía 3 años. En la época del internado, las hermanas Brönte enfermaron de tuberculosis, afección que segó la vida de las dos mayores.
Este terrible suceso hizo que el padre de los niños los llevara de vuelta a casa. Por lo que Emily y sus hermanos Charlotte, Anne y Branwell vivieron juntos gran parte de su infancia. Durante la cual inventaron historias y países imaginarios con los que, seguramente, desarrollaron la capacidad narrativa y la creatividad que más tarde caracterizaría a los miembros de esta familia.
Las desgracias de los Brontë no terminaron aquí. El hermano menor de Emily, Branwell, fracasó en su carrera de pintor y cayó en el alcoholismo y la adicción al opio. Él se convirtió en la cruz de los últimos años de Emily, hasta el punto que, tras el entierro del mismo, Emily cogió un terrible resfriado que empeoró la tuberculosis que había arrastrado tantos años.
Emily Brontë murió en 1848 de tuberculosis con sólo 30 años, 2 meses después de enterrar a Branwell. Pero, no sin antes dejarnos su obra magna, «Cumbres Borracosas», para la posteridad.
Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870)
Fue uno de los más afamados poetas y narradores del Romanticismo español. Su vida fue un seguido de desengaños amorosos. En 1854 llega a Madrid para intentar triunfar en el campo de las letras, pero fue un fracaso. Cuatro años más tarde volvió a Sevilla, su ciudad natal, enfermo de tuberculosis, una afección que lo mantuvo 9 meses en cama. Tras este episodio, mejoró y contrajo un desgraciado matrimonio con Casta Esteban, de quién realmente no estaba enamorado.
Siempre estuvo íntimamente unido a su hermano Valeriano, tanto que, tras abandonar a Casta, se marchó a vivir con este. Al morir su hermano, Bécquer cayó en una profunda depresión y, quizás intuyendo que iba a morir, dio a sus amigos íntimos sus escritos originales. Les dijo: «Si es posible, publicad mis versos. Tengo el presentimiento de que muerto seré más y mejor conocido que vivo». Murió de tuberculosis a los 3 meses del fallecimiento de su querido hermano.
Sin duda la tuberculosis se llevó a algunos de nuestros grandes artistas, sin embargo no impidió que estos dejasen huella en la historia de la humanidad.
Si te ha gustado este artículo, puede que te interese conocer la historia de Elizabeth Siddal, una modelo de pintura y poetisa con una trágica historia, que también padeció tuberculosis.