Elizabeth Cochran fue una periodista norteamericana que cambió la historia de las mujeres y el periodismo. Audaz, tenaz y desinhibida, Elizabeth se atrevió a lo que nadie se había atrevido antes, ganándose un lugar en la historia del periodismo y marcando un hito en este ámbito. En un contexto predominantemente masculino y en el que ni siquiera la dejaban utilizar su propio nombre, ella logró abrirse un camino incluso con todas las circunstancias en contra. Mejor conocida como Nelly Bly, el nombre con el que firmaba sus artículo, logró hacer importantes cambios con sus artículos de denuncia y, con ello, abrirle paso a otras grandes periodistas que vendrían después de ella. Por todo esto hoy en Supercurioso hemos decidido dedicarle un artículo a su historia y a su memoria.
Nelly Bly, la mujer que cambió el periodismo
La carrera periodística de Elizabeth Cochran empezó cuando ella contaba con apenas 16 años. Para entonces, era una pequeña jovencita huérfana de padre que se había topado con un artículo en uno de los periódicos más populares de Pittsburg que hablaba de cómo el rol de las mujeres estaba en el hogar. Indignada, pues desde la muerte de su madre tanto ella como su madre habían tenido que trabajar, respondió al periódico con una tajante carta. El editor, fascinado por su carta, trató de ubicarla, pero en vano, ya que Elizabeth no había firmado la carta. Días después, no obstante, publicó un anuncio en el periódico en el que le pedía una reunión con la muchacha de la carta. Al día siguiente Elizabeth, desde entonces Nelly Bly, se apareció en el periódico.
1. Primeros pasos
La costumbre de la época dictaba que las mujeres no podían hacer periodismo o, si lo hacían, debían hacerlo bajo seudónimo, razón por la cual Elizabeth siempre firmó como Nelly Bly, nombre de una famosa canción escrita treinta años antes por Stephen Collins Foster, un famoso compositor local. Durante sus primeros pasos en el periodismo Nelly publicó artículos bastante polémicos y que hablaban sobre temas como las leyes de divorcio, los salarios de las mujeres o las precarias opciones laborales que tenían, temas que ella de una u otra manera había vivido de primera mano o, cuando menos, a través de su mamá. Pese al revuelo que causaban y a que a cada artículo sus habilidades iban mejorando, Elizabeth siempre quedaba relegada a la sección de sociales, única sección del periódico en el que publicaban mujeres.
Nada de esto frenó a Elizabeth, ella se había enamorado del periodismo y tenía una mirada capaz y una lengua tajante. Ella no se callaba nada. Quizá por eso cuando contaba con 23 años le propuso a su editor hacer un trabajo que ninguna mujer había hecho antes: la idea de Nelly Bly era la de internarse en un manicomio, fingiendo algún tipo de demencia, para luego exponer las malas condiciones en las que trataban a los enfermos en ese lugar. Para entonces ella no lo sabía, pero ese sería el trabajo que cambiaría su vida y la convertiría en una de las grandes mujeres de la historia.
2. El manicomio de Blackwell’s Island
Nunca antes una mujer había hecho algo así, pero eso no la detuvo. Bajo el nombre de Nelly Brown Elizabeth fue a parar al manicomio de Blackwell’s Island (conocida como Roosevelt Island a partir de 1973) en el cual pasó 10 días internada. “Tenía algo de fe en mi capacidad actoral y pensé que podría pretender locura el tiempo suficiente para completar la misión que me confiaban. Podría pasar una semana en la residencia de dementes en la isla Blackwell. Dije que podría y lo hice”, escribiría luego Nelly Bly.
En efecto, lo hizo, y lo que descubrió tuvo importantes consecuencias. Durante sus 10 días en el manicomio Elizabeth descubrió que muchos de los que estaban allí ni siquiera padecían alguna condición psiquiátrica, sino que se trataba de migrantes que no hablaban inglés. Y, en todo caso, quienes sí padecían algún tipo de demencia eran maltratados, y por todos esos maltratos ella los tuvo que vivir en carne propia también. “Por extraño que parezca, cuando hablaba y actuaba más como yo, más loca creían que estaba. Casi todos, menos un médico, cuya amabilidad y gentileza no olvidaré pronto”, escribió en una publicación para el periódico New York World. Gracias a su reportaje se abrieron una serie de investigaciones a este manicomio, y se efectuaron grandes cambios.
Este reportaje también la hizo famosa a ella. Después de todo, ninguna mujer se había atrevido antes a hacer periodismo de inmersión, y ella llegó a cambiar eso. La viva pluma de Nelly Bly y su valentía también le abrieron camino para otros trabajos, pero, pese a sus grandes logros como periodista todavía no la dejaban publicar fuera de la sección de sociales, todavía seguía viviendo discriminación en los lugares en los que trabajaba, y en casi todos los lugares seguían ofreciéndole un sueldo menor que al de los hombres que hacían el mismo trabajo. No es de extrañar, después de todo lo mismo pasó con muchas mujeres artistas olvidadas por la historia.
3. Otros trabajos de Nelly Bly
Tras el trabajo del manicomio, Nelly Bly consiguió hacerse un nombre en la historia del periodismo, pero este no fue el fin de su carrera. Nelly siguió escribiendo y, poco después de este reportaje, se trasladó a México, país en el que vivió durante 6 meses. Durante este tiempo Elizabeth publicó diversos artículo sobre la desigualdad que se vivía en este país, llegando al mismísimo Porfirio Díaz un «zar tiránico». Además de los artículos que escribió durante aquella época, Nelly retrató sus experiencias en este país en un libro que llamó 6 meses en México.
Luego de México Nelly volvió a Estados Unidos, donde la recibieron los mismos artículos y los mismos temas que había trabajado antes. Cansada de lo mismo, Nelly le propuso al editor hacer un artículo sobre uno de los libros de Julio Verne, La vuelta al mundo en ochenta días. La propuesta de Elizabeth es que ella misma realizaría la vuelta al mundo, pero su editor de entonces le dijo que era imposible, que el viaje le demoraría mucho porque era mujer y debía llevar mucho equipaje. Además, agregó, ya había planeado hacer este artículo, pero tenía pensado mandar a otro periodista. Nelly Bly no se dejó sobrecoger por esto, y le dijo que si mandaba a alguien más ella haría el mismo trabajo con otro periódico y llegaría antes que el otro reportero.
Elizabeth logró hacer su viaje y, de hecho, le sobraron 8 días. De esta increíble experiencia escribió otro libro que llamó La vuelta al mundo en 72 días. Tras este trabajo Elizabeth se retiró del periodismo, pues había decidido casarse. Su retiro, sin embargo, no duraría mucho, puesto que al poco tiempo enviudó y del magnate con el que se había casado solo le quedarían deudas. Durante el resto de su vida haría periodismo para vivir. Nacida en mayo de 1864, Nelly Bly o, mejor dicho, Elizabeth Cochran fallecería en 1922, en Nueva York, y dejaría tras de sí una larga sombra que serviría como descanso a todas las mujeres que se animaran a hacer periodismo.
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