Hace cien años, la ciudad de Cincinnatti, Ohio, decidió construir un sistema de túneles de metro. Estos túneles fueron abandonados incluso antes de utilizarse por primera vez lo que hizo del metro de Cincinnatti una vergüenza nacional.
La historia que te vamos a contar en el siguiente artículo de Supercurioso, ocurrió a principios del s. XX. En esta época, existían grandes problemas de congestión en las calles así que se pensó que una buena solución sería el transporte subterráneo. Cincinnati era, en aquella época, una de las 10 ciudades más grandes de los Estados Unidos.
A los dirigentes de esta ciudad se les ocurrió la idea de construir su propio ferrocarril subterráneo después de ver una ilustración en el Gráfico de Cincinatti en 1884. Era una ilustración de unos canales que habían sido drenados, ya que se estaban convirtiendo en un hábitat de mosquitos dañinos. La solución fue cubrirlos por una calle lo que permitió que todo el tráfico de trenes pasara a través de estos canales subterráneos. Quedaron tan admirados por dicha ilustración que decidieron crear una propuesta similar para el Canal de Miami y Erie.
Plan para en nuevo metro de Cincinnatti
En 1910 se ideó el proyecto para construir el nuevo metro de Cincinnatti, un sistema subterráneo de 26 kilómetros que iba a rodear la ciudad. La mayoría de los habitantes de la ciudad dieron su aprobación al proyecto y su construcción empezó finalmente en 1920. Henry Thomas Hunt lideró el proyecto y en 1911 la Legislatura del Estado de Ohio arrendó una parte del canal para la construcción.
El plan consistía en construir una sucursal subterránea que se dirigiera hasta el centro de la ciudad. En las calles Brighton y Saint Bernard el metro de Cincinnatti debía salir a la superficie y extenderse sobre el río Ohio.
El Consejo Municipal autorizó la emisión de 6 millones en bonos, con una tasa de interés de 4.25% para sufragar los gastos de la construcción. La población estuvo de acuerdo en destinar tal cantidad a la construcción del metro de Cincinnatti. Pero no tardó en llegar el primer contratiempo. Estados Unidos entraba en la Primera Guerra Mundial, así que el trabajo se detuvo ya que en esa época no se permitía la emisión de bonos.
Así que tan solo tres años después de empezar las obras, el trabajo fue abandonado y las principales causas con que se justificaba este hecho fueron el aumento de los costos después de la guerra, las constantes disputas políticas y la Gran depresión.
Al finalizar la guerra los trabajos de construcción se reanudaron aunque con un aumento en el precio de la construcción, así que se tubo que anular parte de esta construcción. Pronto fue evidente que el plan original de construir un nuevo metro de Cincinnatti había fallado. En ese momento entró en escena la política. Se sucedieron numerosas peleas de los diferentes partidos políticos que no hicieron otra cosa que encallar aun más el proyecto.
En enero de 1929, finalmente, el alcalde de Cincinnatti suspendió la Comisión de Tránsito Rápido a cargo del proyecto y tomó el control. Se intentó por todos los medios recaudar fondos suficiente para finalizar las obras pero un nuevo traspiés lo hizo imposible; el accidente de Wall Street de 1929.
En esa época los coches empezaban además a hacerse cada vez más populares y eso solo servía de argumento a los críticos que iban en contra de la construcción del metro de Cincinnatti.
Pero la gente, a pesar de todos los pormenores que habían ocurrido, seguían creyendo en la construcción de ese ferrocarril subterráneo pero, desafortunadamente, un nuevo contratiempo deshizo cualquier esperanza. La Segunda Guerra Mundial y la Gran Depresión acabaron con cualquier oportunidad de finalizar el proyecto.
El resultado fue que después del tiempo invertido, casi 50 años, el dinero gastado e incluso las vidas de algunos obreros que se cobró el proyecto, todo resultó en vano y quedó una deuda de 13 millones de dólares que no fue saldada hasta 1966.
La única buena noticia de toda esta historia es que el metro de Cincinnatti todavía está en buenas condiciones y no está completamente cerrado, la compañía Cincinnati Advance realiza recorridos por los túneles 2 veces al año, así los curiosos pueden visitar de manera legal el sistema de metro abandonado más largo de Estados Unidos. Además, si eres de los que buscan aventuras, debes saber que algunos de los visitantes de estos túneles aseguran haber presenciado ciertos sucesos sobrenaturales. Quién sabe, quizá son los fantasmas de los obreros que perdieron la vida en la construcción del metro.
¿Qué te ha parecido la historia del metro de Cincinnatti? ¿Te gustaría ser uno de esos aventureros y hacer un espeluznante recorrido por sus túneles? ¡Cuéntanos y estaremos encantados de leerte!