Hasta hace pocas décadas, los derechos de las mujeres en todo el mundo, incluso en occidente, eran inferiores a los de los varones. En la actualidad, en la mayoría de países, al menos legalmente, se han igualado y no estamos acostumbrados a la arbitrariedad, la misoginia y el dominio patriarcal de otros momentos históricos. Quizá por eso nos asombra conocer casos como el de Arcángela Tarabotti, del que hablamos en Supercurioso en el post Arcángela Tarabotti | La rebelde veneciana obligada a ser monja y que denunció su situación en la Venecia del siglo XVII. La ley amparaba a los padres que podían hacer con sus hijas lo que consideraran oportuno, acompáñanos a conocer 5 Motivos por los que antiguamente te hubieran obligado a ser monja. Seguro que te sorprenderás.
5 Motivos por los que te hubieran obligado a ser monja
En primer lugar es necesario saber qué es exactamente una monja. Una monja es la mujer que sigue una vida monástica consagrada dentro de una orden religiosa. Las órdenes tienen sus reglas y suele ser común a todas ellas el celibato, la obediencia, la castidad y la pobreza. Además, en algunos casos, cuando es una orden de clausura, se le suma el aislamiento de la vida civil. Existe una diferencia entre monja y religiosa, aunque suelen utilizarse como sinónimos, la primera suele llevar una vida contemplativa de oración y vivir en monasterios y una religiosa, además de la faceta de oración, tiene una de servicio y dedicación hacia los necesitados. Las religiosas suelen vivir en conventos y no en monasterios.
Si eres mujer y hubieras nacido en siglos pasados, seguramente el entrar en religión se hubiera contemplado como una posibilidad para ti. Eran muchos los motivos por los que te hubieran obligado a ser monja. Hemos elegido cinco de ellos.
1. La primera de las razones por las que te hubieran obligado a ser monja sería que no se te considerase apta para el matrimonio. En muchas familias de la Edad Media y el Renacimiento, los matrimonios eran simples alianzas entre ellas. Si hubieras padecido alguna enfermedad crónica o como en el caso antes mencionado de Arcángela Tarabotti, que sufría una cojera congénita, y tu padre o tutor pensara que no tenías posibilidades de casarte, te hubieran ingresado en un convento.
2. La segunda es que carecieras de dote. Si eras una joven de familia piadosa y por diferentes motivos tu familia no pudiera aportar una dote a tu matrimonio, difícilmente te hubieras casado y por ello, la única salida honorable se consideraba entrar en un monasterio o convento ya que muchas personas se ofrecían a pagar las dotes de las religiosas.
3. También era común en familias numerosas que por lo menos una de las hijas y uno de los varones se consagraran. Con ellos los padres se aseguraban que alguien rezara por ellos y además ganaban puntos en el «cielo» al consagrar a Dios a uno o más de sus vástagos. Naturalmente, la elegida o elegido no tenía ni voz ni voto en este asunto.
4. Si hubieras sido rebelde y poco obediente, posiblemente tu padre te hubiera obligado a ser monja. De esta manera traspasaba a la comunidad religiosa el problema y además ante la sociedad quedaba como un progenitor ejemplar.
5. El último de estos motivos por los que te hubieran obligado a ser monja es diferente de los anteriores ya que no era el progenitor el que obligaba a su hija a entrar en un monasterio o convento, sino toda la sociedad. Las mujeres no recibían prácticamente educación, y algunas optaban por entrar en religión para continuar aprendiendo y estudiando además de escapar de matrimonios que no deseaban. Este fue el caso de Juliana Morell, la primera mujer en tener un título universitario en el s. XVI.
Esperamos que te haya interesado conocer los motivos por los que te hubieran obligado a ser monja en siglos pretéritos, sin obviar que, seguramente, entre las mujeres que abrazaron la religión habría algunas que tenían verdadera vocación. Si quieres conocer algunas curiosas historias relacionados con monjas y conventos, no dejes de leer: Las monjas que se cortaron la nariz ante un ataque vikingo o 2 casos de histeria colectiva en conventos de monjas.